La Pivellina (Ídem, Italia-Austria, 2009), de Tizza Covi y Rainer Frimmel. Alguna vez leí un texto del veteranísimo Stanley Kauffman en el que decía que cada película de ficción podía verse, también, como un documental sobre los actores que trabajan en ella. Cuando uno de los personajes centrales es una niña de 2 ó 3 años (Asia Crippa) que es recogida por unos cirqueros, el sentido del documental es más claro. ¿Cómo hicieron Covi y Frimmel para hacer actuar a una niña de esa edad? ¿Cómo lograron transmitir algo cercano a una genuina interacción con el resto de los actores? No cabe duda que la cosecha neorrealista nunca se acaba. A ver si tengo tiempo de volver a esta cinta en la semana.
Los Inadaptados (México, 2011), de Jorge Ramírez Suárez, Javier Colinas, Sergio Tovar Velarde y Marco Polo Constandse. Ya escribí de esta cinta hace unos díasy fue suficiente. No hay que hacer leña del árbol caído -aunque, por lo que leí por ahí, no tan caído: ganó algunos billetes en este fin de semana. En el podcast de Reforma hablé de ella.
Tetro (Ídem, EU-Italia-Argentina-España, 2009), de Francis Ford Coppola. Ya publiqué mi crítica hace unos días aquí mismo. A mí, la verdad, me duele ver la ridiculez en la que ha caído el director de El Padrino (1972).
Mis Tardes con Margueritte (La Tête en Friche, Francia, 2010), de Jean Becker. Una amable película-de-papá (dirías los venerables nuevaoleros) que se vuelve más que visible por su pareja protagónica, con un Gérard Depardieu muy contenido y una Gisèle Casadesus nada sentimental. Mi crítica en el Primera Fila de Reforma del viernes pasado.
Delirios Siniestros (Hierro, España, 2009), de Gabe Ibáñez. Otro thriller en el que no sabemos si la protagonista (Elena Anaya, muy en su papel) está viendo realmente lo que nosotros vemos o se lo está imaginando. No está mal realizada, pero ya chole con la fórmula. Además, la puesta en imágenes es muy tramposa, con su caprichoso manejo de la cámara subjetiva/objetiva. Mi crítica en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado.