El Escritor Fantasma (The Ghost Writer, Francia-Alemania-GB, 2010), de Roman Polanski. El más reciente filme del veterano Polanski es una de sus cintas más accesibles al gran público que ha hecho en toda su carrera -siempre y y cuando ese gran público, aclaro, no padezca de síndrome de atención y se empiece a quejar de que "todo va muy lento". La trama, sobre el bestseller homónimo de Robert Harris, es una pesimista extensión especular de la vida política del exPrimer Ministro británico Tony Blair aunque, para ser francos, las cuestiones políticas específicas es lo que menos le interesa a Polanski. Estamos ante un thriller profundamente desesperanzador con un memorable desenlace de guillotina y fuera de cuadro. Una obra mayor. sin duda. Mi reseña, el viernes pasado en el Primera Fila del Reforma. Otra reseña, de Carlos Bonfil, por aquí.Y otra más de Miguel Cane,por acá.
Hambre (Hunger, GB-Irlanda, 2008), de Steve McQueen. Una de las mejores películas del año que ya reseñe in extenso por acá.
Ágora, la Caída del Imperio Romano (España, 2009), de Alejandro Amenábar. El ambicioso quinto largometraje del versátil chileno educado en España Amenábar es un sólido filme clasicista de "togas y sandalias" como ya no se quiere hacer en Hollywood. Escribiré largo y tendido de esta cinta en los próximos días.
Micmacs, un Plan de Locos (Micmacs, à Tire-Larigot, Francia, 2009), de Jean-Pierre Jeunet. El hacedor de Amélie (2001) empieza a estancarse en el autoplagio constante y complaciente. La película nunca aburre, es cierto, pero entre el reciclaje de personajes, actores y fórmulas, y la avalancha de citas/homenajes cinefílicos, sí logra exasperar a ratos. Eso sí: hay por ahí un gag silente que hubiera enorgullecido a cualesquiera de los grandes comediantes americanos de la época muda. Mi reseña en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado.