Si no existen evidencias científicas sobre la existencia de un cerebro gay, a qué tanto empeño para impedir que cambien su tendencia homosexual los que lo deseen? El mismo principio de autonomía que se invoca para tantas cosas, debería mantenerse en esta faceta -la orientación sexual- tan importante de la vida. No deja de resultar paradójico que los mismos partidarios del transexualismo y de la ideología de género se oponen rotundamente a la terapia para tratar la homosexualidad.
Y mientras tanto, muchas personas se encuentran en la encrucijada, sin saber qué camino tomar. Este es uno de los muchos testimonios que podemos encontrar en internet: "Nunca me he acostado con nadie, porque sé que Jehová lo reprueba, pero no sé qué hacer. Yo no elegí ser así, es mas no quiero serlo, pero a menudo me encuentro nadando contra la corriente, he orado a Dios sin experimentar cambio alguno. Me desespera el hecho de ser homosexual o bisexual. No acepto que nadie me diga que me acepte como homosexual y nunca lo aceptaré pues pienso que Dios nos creó varón y mujer. Pero, ¿qué hago? ¿Cómo salgo de esto? ¿Cómo dejo de sentir lo que siento?". Y añado yo: por qué empeñarse en escamotearles el tratamiento médico adecuado?. Que venga un representante delo lobby gay y me lo explique.