¿Se publican demasiados libros?

Publicado el 28 marzo 2012 por Rusta @RustaDevoradora
Hace unas semanas conseguí hacerme con un libro tras muchos meses de búsqueda. Se trata de una novela bastante reciente (se publicó en el 2003 y su última edición salió en 2009) e incluso se adaptó a la gran pantalla hace unos años. No obstante, lleva meses descatalogada por la editorial y encontrar algún ejemplar en las librerías es cuestión de suerte. Y yo me pregunto, ¿qué es lo que lleva a una obra que por lo visto no está nada mal a desaparecer del mapa en tan poco tiempo?
En mi opinión, se publican demasiados libros. No importa el género ni la franja de edad a la que se dirijan, en todos los ámbitos hay una oferta muy amplia y esto tiene sus pros y sus contras. Como puntos favorables, el más importante es la variedad de autores y temas: hay mucho donde elegir y seguro que cada lector dará con uno que le guste (aunque a veces tantas propuestas saturan un poco, ¿no os parece?).
En el lado contrario, la abundancia de publicaciones tiene como consecuencia que cuesta más discernir entre las obras que merecen nuestra atención y aquellas en las que no vale la pena pararse. Sí, es cierto que siempre hay alguna que destaca, pero también hay joyas que caen en el olvido rápidamente. La novela de la que os hablaba es solo un ejemplo: cada vez son más las tiradas de ejemplares que al cabo de uno o dos años se venden a precio de saldo porque no han funcionado tan bien como esperaban.
Entiendo que la desaparición de algunos títulos es ley de vida: no todos pueden perdurar eternamente, ya sea por falta de calidad o sencillamente para dar paso a nuevas sugerencias. Aun así, tengo la sensación de que con la literatura está ocurriendo lo mismo que con la ropa: antes era cara y la gente procuraba arreglarla antes de tirarla, mientras que ahora tiene precios tan asequibles que uno se puede renovar el armario a menudo y arreglar una de estas prendas sale más caro que comprar una nueva. Exactamente igual que con una buena parte de lo que se publica: novelas rápidas de olvidar.
Acepto que el mercado debe renovarse, pero me gustaría que el filtro de las editoriales fuera mayor, que publicaran menos títulos pero mejor escogidos (y con ediciones más cuidadas, por dentro y por fuera). Como lectora lo agradecería porque me quitarían de en medio muchas historias que quizá entretienen pero a la larga no aportan demasiado. En este sentido, para mi gusto la política de Salamandra es perfecta: saca pocos libros al año en comparación con otros sellos, pero suelen ser joyitas y no les va nada mal.
A pesar de todo, también soy optimista: el e-book acabará con el problema de los títulos descatalogados porque las novelas editadas en este formato seguirán a nuestro alcance con el paso de los años (o eso quiero creer). Aun así, sigo pensando que no vendría mal que agentes y editores aumentaran las exigencias con el fin de dar más bombo a aquellas obras que realmente lo merecen. La publicidad es la gran aliada del éxito y en un mercado tan competitivo se debería invertir en conseguir la máxima calidad en un solo producto, no en hacer cien productos simplemente aceptables.