Mi amiga Lidia es un claro ejemplo de mujer que se enamora de un hombre y luego se da cuenta de que se ha dejado encandilar por cualquier cosa excepto ese hombre. En su caso, es un físico impresionante, pero puede ser la cultura, el status, la inteligencia, la cuenta corriente, el sentido del humor... Cualquier característica excepto el hombre en su conjunto. Lidia asocia un físico determinado con una forma de ser idealizada y, a medida que conoce a su novio se da cuenta de que no es lo que esperaba. Suele decir: "antes no era así", pero lo que ocurre es que antes no lo veía así. Por favor, no confundamos a los hombres que queremos cambiar con los hombres tóxicos. Para algunas mujeres los primeros pueden ser perfectamente recomendables, mientras que para otras serán insoportables. Los segundos sólo sirven para destrozar la vida de sus parejas. La gran pregunta es, ¿hasta dónde se puede cambiar a un hombre? O a una persona, que, en muchos casos, viene a ser lo mismo.
"Me gusta todo de ti, excepto tú..." O, lo que suele ocurrir más frecuentemente, me gustas, me encantas, pero me gustaría que fueras más cariñoso, más serio, o más trabajador, más constante, más ambicioso, más divertido, o más atento, más sorprendente... etc.
Mi amiga Lidia es un claro ejemplo de mujer que se enamora de un hombre y luego se da cuenta de que se ha dejado encandilar por cualquier cosa excepto ese hombre. En su caso, es un físico impresionante, pero puede ser la cultura, el status, la inteligencia, la cuenta corriente, el sentido del humor... Cualquier característica excepto el hombre en su conjunto. Lidia asocia un físico determinado con una forma de ser idealizada y, a medida que conoce a su novio se da cuenta de que no es lo que esperaba. Suele decir: "antes no era así", pero lo que ocurre es que antes no lo veía así. Por favor, no confundamos a los hombres que queremos cambiar con los hombres tóxicos. Para algunas mujeres los primeros pueden ser perfectamente recomendables, mientras que para otras serán insoportables. Los segundos sólo sirven para destrozar la vida de sus parejas. La gran pregunta es, ¿hasta dónde se puede cambiar a un hombre? O a una persona, que, en muchos casos, viene a ser lo mismo.
Mi amiga Lidia es un claro ejemplo de mujer que se enamora de un hombre y luego se da cuenta de que se ha dejado encandilar por cualquier cosa excepto ese hombre. En su caso, es un físico impresionante, pero puede ser la cultura, el status, la inteligencia, la cuenta corriente, el sentido del humor... Cualquier característica excepto el hombre en su conjunto. Lidia asocia un físico determinado con una forma de ser idealizada y, a medida que conoce a su novio se da cuenta de que no es lo que esperaba. Suele decir: "antes no era así", pero lo que ocurre es que antes no lo veía así. Por favor, no confundamos a los hombres que queremos cambiar con los hombres tóxicos. Para algunas mujeres los primeros pueden ser perfectamente recomendables, mientras que para otras serán insoportables. Los segundos sólo sirven para destrozar la vida de sus parejas. La gran pregunta es, ¿hasta dónde se puede cambiar a un hombre? O a una persona, que, en muchos casos, viene a ser lo mismo.