Al hilo de mi entrada sobre si los test de ovulación adelantan el positivo por embarazo, Vanesa C. me preguntaba cuál era mi opinión sobre si se puede elegir o no el sexo del bebé programando las relaciones. No es que yo tenga la varita mágica sobre este tema, ¡ya me gustaría!, pero sí que tengo una opinión al respecto y me ha parecido que es digna de contarla en este post.
Antes de nada, un poco de ciencia. El sexo del bebé es determinado por el espermatozoide que fecunda el óvulo. Los ovocitos sólo pueden llevar el cromosoma X mientras que los espermatozoides pueden aportan X o Y. Los espermatozoides portadores de la X darían lugar a bebés niña y los portadores del cromosoma Y darían lugar a niños. En mi lenguaje de andar por casa, esto significa que hay espermatos macho y espermatos hembra.
Se sabe que los espermatozoides macho son más rápidos pero mueren antes. Los espermatozoides hembra son más lentos pero viven bastante más tiempo. Al parecer esto se debe, literalmente, al tamaño del cromosoma, siendo el Y más pequeño y, por tanto, más ligero.
Por otro lado, la vida del óvulo es muy corta, 24 horas como mucho, probablemente sólo unas 12 horas en condiciones de ser fecundado.
Si juntamos las evidencias sobre la velocidad y supervivencia de los espermatozoides con la corta vida que tiene el óvulo en las trompas de la mujer, ahí tenemos la aparición de las teorías acerca de cómo programar las relaciones para tener niño o niña, según queramos.
Siguiendo un razonamiento lógico, si lo que queremos es tener un niño, debemos tener relaciones sexuales justo en el momento de la ovulación. Los espermatozoides Y subirán rápidamente, encontrarán al óvulo y lo fecundarán en un pis pas. Si lo que queremos es tener una niña, las relaciones deberían tenerse varios días antes de la ovulación, para dar tiempo a que los espermatozoides hembra puedan ir subiendo al encuentro del óvulo y, de paso, mueran todos los espermatozoides macho, que en condiciones de igualdad son serios competidores por lo rápidos que son.
Es probable que muchos hayáis oído hablar del método Baretta, en la red se habla mucho de él y existe un libro. Parte de esta teoría, que es muy lógica, para añadirle algunos complementos, el más conocido de ellos acerca del moco cervical de la mujer. El moco cervical es el medio conductor de los espermatozoides en su camino hacia el óvulo, siendo muy difícil su supervivencia y desplazamiento sin su presencia. Al parecer, a los espermatozoides macho les favorece el medio alcalino y a los espermatozoides hembra, el salino. Según esta doctora, mediante la dieta se puede modificar ese medio y, por tanto, seleccionar a los espermatozoides que se verán favorecidos por él. Revisando mi alimentación desde su punto de vista, mi gusto por la comida basura podría permitirme tener sólo niños, algo que, de momento, se ha cumplido.
A mi todo esto me apasiona casi al mismo nivel al que le tengo mucho respeto. Creo que jugar a ser Dios es algo peligroso y siendo supersticiosa como soy, creo que confiar mucho en estas cosas puede terminar mal... Pero entiendo que cada cual es libre de aplicar las teorías que le parezcan.
A lo largo de estos años en los que me he ido empapando de estos temas y preguntando a la gente que me ha querido contar su experiencia, sí he podido comprobar que la teoría se cumple en muchos casos, pero nunca en todos. De este modo, las personas que hemos tenido dificultades para quedar embarazados y hemos terminado dándole al tema todos los días y a todas horas, hemos tenido más niños. Las personas que han tenido accidentes y/o pocas relaciones durante el mes, sin hacer ni caso a la ovulación ni nada por el estilo, han tenido más niñas.
Pero, como digo, esto es cuestión de probabilidades y también conozco casos de niñas concebidas en el mismo día de la ovulación. ¡Nada es imposible!.
A través de una amiga he oído hablar de una persona que aplicó el método Baretta a rajatabla para tener una niña (dieta varios meses antes, un único coito en todo el mes varios días antes de la ovulación, etc). El resultado se llama Sergio.
No me parece nada raro, Internet está lleno de testimonios de gente que afirma haber estado en la consulta de esta doctora y han tenido hijos del sexo contrario al que esperaban. Y es que, salvo implantación de un blastocito de un sexo ya comprobado en laboratorio, lo que pasa ahí dentro de forma natural es un proceso que no podemos ver ni controlar sino solamente imaginar.
Hay una cosa que sí creo a ciencia cierta: que este tipo de estratagemas, casi siempre destinadas a traer niñas a este mundo, es para parejas con buena fertilidad. La recomendación de abstenerse de tener relaciones, pongamos, tres días antes de la ovulación para garantizarse una nena puede estar muy bien para esos hombres que tienen un esperma estupendo y unas mujeres hiper fértiles. A nosotros no se nos ocurriría ni locos tener una abstinencia semejante, mi hijo seguro que no estaría en este mundo y no sé si alguna vez hubiéramos logrado embarazarnos. Por tanto, método no apto para parejas que andan regulín regulán ni para impacientes ni para parejas a los que la edad se les echa encima.
Por otro lado, acertar con la ovulación no es sencillo. Después de unos cuantos meses realizando el sintotérmico y controlando bien el propio cuerpo, acompañándolo de test de ovulación si se quiere, se puede llegar a detectar con relativa facilidad pero nunca con exactitud. Además, programar relaciones no siempre es sencillo, la vida que llevamos no lo favorece.
Una última cosa: hay hombres que tienen más dañado el esperma de un tipo que de otro. Y mujeres con un tipo de moco cervical que efectivamente es hostil a un determinado tipo de espermatozoide (o, lamentablemente, a ambos tipos). Esto podría explicar, seguramente, que haya familias que hagan lo que hagan siempre tendrán niños o siempre tendrán niñas.
Mi opinión, por tanto, es la siguiente: se puede favorecer uno u otro sexo teniendo en cuenta las consideraciones que he expuesto pero nada puede garantizar el sexo del bebé y, desde mi punto de vista, mejor así.