Un día, un hombre rico vino a Jesús y le preguntó: “¿Qué haré para heredar la vida eterna?” (Mr 10.17). Después de haber vivido guardando los mandamientos, quería saber qué más necesitaba hacer para estar seguro de su lugar en el cielo. Este hombre creía equivocadamente que la vida eterna podía ganarse.
Satanás, el gran engañador, promueve la falsa idea de que el hombre puede ganarse un lugar en el cielo por sí mismo. Muchos de nosotros hemos sido víctimas de las mentiras del diablo, tratando de acercarnos a Dios basándonos en nuestros méritos y una buena conducta. Al igual que el hombre rico, podemos haber pensado que nuestras buenas obras pesan más que cualquier cosa mala que hayamos hecho.
Sin embargo, el Señor dice que todos tenemos una naturaleza carnal que nos separa de Él, y nada de lo que hagamos podrá pagar nuestra deuda por el pecado. Solo la fe en Jesús, quien murió en nuestro lugar, nos hace aceptables delante de Dios. Por medio del Salvador, somos perdonados de nuestros pecados y recibimos la vida eterna. Sin Cristo, enfrentamos el castigo eterno.
El joven rico eligió alejarse de Jesús. ¿Cuál es su respuesta cuando la verdad de la Biblia está en contra de lo que usted cree? ¿Acepta lo que Dios dice, o se aleja para hacer su propia voluntad?
(En Contacto)