¿Se puede medir un país de forma diferente?

Publicado el 15 octubre 2012 por Corsojc @corsojc

La buena marcha de un país se mide, por norma general, a través de la economía y factores íntimamente ligados a ella. Para hacerlo se toman en cuenta diferentes indicadores como el PIB, la tasa de desempleo, el  ipc  y otros muchos. Como poderoso caballero es don dinero, pocos se atreven a discutir que esta forma de medir las cosas es la más adecuada para la sociedad en la que vivimos.

Nuestra forma de ver el mundo está limitada por multitud de cuestiones, entre las que destacan la lengua, los valores, el sistema productivo cercano, la religión, y en función de dónde o con quién vivamos, unos pueden pesar más que otros. De este modo para algunos la religión marca la senda de sus semejantes, mientras que para otros el hilo conductor puede hallarse en la libertad o en la solidaridad.Una cuestión sí parece clara, y es que tod@s buscamos la felicidad, y la entendemos como  concepto, aunque busquemos su consecución por diferentes caminos, por algo somos humanos.En cualquier caso y teniendo en cuenta lo dífícil que es poner a los seres humanos de acuerdo en una misma tarea, parece apropiado que pensemos en el original concepto de la Felicidad Nacional Bruta, que nació en el reino de Butan en el año 1972 como indicador para medir la marcha del país. La idea sigue sorprendiendo por lo atrevido a pesar de que haya tenido poca repercusión en un occidente con un marco cognitivo centrado en el dinero y el éxito como norma genérica. El indicador se sustenta en 4 pilares fundamentales, que para los tiempos que corren parecen como llovidos del cielo:   La promoción del desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario.    La preservación y promoción de valores culturales.    La conservación del medio ambiente.   El establecimiento de un buen gobierno, plural En la red podéis encontrar multitud de videos, noticias y blogs que hablan sobre el tema, mi intención es poner un pequeño grano de arena en pos de la consecución de una propuesta que puede conducirnos a vivir realmente en un mundo mejor. Quien piense que no es posible que lea algunos libros de historia.  El concepto es tan sugerente que puede llevarnos a plantear otra serie de indicadores, que partiendo de ideas similares nos lleven a reenmarcar nuestra forma de ver el mundo y encaminarnos a conseguir mejorar en cuestiones que están alejadas de las listas de prioridades actuales como el índice de amistad per cápita, el número de actos solidarios diarios, la producción de sonrisas diarias, los árboles netos, los paseos nacionales netos, o crear una enciclopedia de las cosas que nos hacen felices.  Parece que claro que en Occidente estamos muy alejados de este tipo de conceptos y no parece prioritario ponerlos en marcha ya que otras cosas nos azuzan por otros frentes, pero no debemos olvidar y, sobre todo, debemos empezar a aplicar el famoso dicho popular adaptándolo al siguiente tenor “No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita”Hace unos meses vi este video semblanza de  Antonio Escohotado en el que en la parte final afirmaba “Tenemos que acostumbrarnos a que la crisis es consustancial al tipo de sociedad en la que estamos”  Para mi una clara llamada de atención de que hay que cambiar las cosas.