Cuando hablamos de la filosofía emprendedora, siempre decimos que una de las mayores ventajas del emprendedor es la posibilidad que tiene de liderar su propio proyecto, esa idea que un día se le pasó por la cabeza y que se empeñó en hacer realidad.
Sin embargo, ¿cabe la posibilidad de que exista un emprendedor sin proyecto? ¿Se puede emprender haciéndose cargo de una iniciativa ajena? ¿Se sigue siendo emprendedor en ese caso? ¿O se trata de algo diferente?
¿Emprendedor o gestor?
El debate volvió a surgir hace unas semanas, cuando Rodolfo Carpintier, presidente de DAD, publicó una entrada en su blog en la que aseguraba que buscaba emprendedor para uno de los proyectos que se cocinan en DAD. Uno de los lectores preguntaba: “¿Buscas emprendedor o gestor? ¿Hay que enamorarse del proyecto (emprendedor) o basta con los conocimientos y experiencia (gestor)? ¿No estarás buscando un gestor a precio de emprendedor?”. Carpintier insistía: “Se trata de buscar un emprendedor sin proyecto que quiera hacer suyo uno que le planteemos nosotros”.
El debate viene de lejos e incluso podemos encontrar referencias en la propia bitácora del presidente de DAD. El 13 de julio de 2009, Carpitier publicaba un post con intenciones similares: “Busco emprendedores que, sin tener todavía su propio proyecto, quieran hacerse cargo de uno existente”. En los comentarios ya salía el debate: “Muy buena la iniciativa, pero tu buscas un gerente, no un emprendedor”.
El perfil del emprendedor
Carpintier respondía defendiendo la figura del emprendedor con proyecto ajeno: “En muchos casos, el emprendedor tiene su propio proyecto. En otros, sin embargo, sabe que quiere emprender pero no acaba de tener la idea feliz y está dispuesto a liderar un proyecto existente. Se entera de cómo está, de las perspectivas que tiene y, a partir de ese momento, es SU proyecto. Él selecciona al equipo, busca dinero si hace falta, se responsabiliza y sabe que el proyecto solo sale adelante si él lo empuja y lo considera suyo”.
Para el presidente de DAD, “esa no es la postura de un gestor. Un gestor espera que alguien le pague el sueldo y que, además de gestionar, tenga garantizado más o menos su puesto de trabajo durante un tiempo”.
El caso de Kelkoo
Entre sus ejemplos, Carpintier hablaba de Kelkoo: “Cuando Pierre Chappaz entró en la empresa, esta era la creación de unos científicos y no terminaba de ir para adelante. Él tomó el mando, la hizo suya y la convirtió en una nueva empresa de dimensiones distintas que fue líder en su sector durante muchos años. Eso es un emprendedor”.
El “emprendedor por cuenta ajena”
Otro de los que considera que un emprendedor no tiene por qué estar inmenso dentro de un proyecto propio es Pablo Martínez. De hecho, él se atreve a acuñar una nueva figura: el emprendedor por cuenta ajena. Los define como “aquellas personas que les encanta innovar, aportar valor en todo lo que hacen y, por supuesto, en su entorno profesional. (…) Les encantaría emprender, pero nunca se deciden a dar el paso y a apostar por una de las ideas que tienen en mente. Tienen la visión suficiente para hacerlo pero les falta lo más importante: la iniciativa”.
Según Pablo Martínez, estos emprendedores “son esas personas comprometidas con un proyecto tanto como los creadores/fundadores del mismo. Son personas que trabajan todo lo que sea necesario por y para el proyecto sin esperar nada a cambio… Tan solo sentirse realizados porque saben que su trabajo está sirviendo para crear, desarrollar o, simplemente, mejorar algún producto y/o servicio”.