¿se puede sobreproteger a un niño?

Por Celia Garabaya @britishbubbles

Nadie nos ha enseñado que debemos hacer para ser buenos padres. Como debemos cuidar, cuanto tenemos que darle, que es lo mejor para él ahora y en el futuro. Es algo que deberemos aprender con el tiempo. Por supuesto debo decir que nadie tiene la verdad absoluta. Y las pautas que sigamos con un niño pueden ser buenas para algunos y malas para otros. El carácter de los niños influyen y marcan las pautas que deberemos seguir en la crianza y en la educación de cada niño. Hoy queremos hablar de la sobre-protección que se tiene en muchos casos con los niños. La cual no afectará igual a todos los niños.

¿Qué es la sobre-protección?

El trabajo de todo padre es proveer, enseñar y proteger a sus hijos. Cuando estamos hablando de sobre-protección, no estamos hablando de no dejar llorar al niño o de darle más o menos cariño.

La protección de un niño es resguardarle de un peligro. Nadie nunca dirá que los niños no necesitan ser protegidos. Pero como en todo ésta protección tiene diferentes niveles. Y es ahí donde entramos. Donde está el punto perfecto, es lo que todos los padres queremos saber.

En todos los años que llevo trabajando con niños. Te das cuenta que los padres tenemos un problema con la culpabilidad. Nuestra generación, ha sido educada dentro de una serie de valores. Y rodeados de más niños y abuelos. Hoy en día, cada vez es menos el tiempo que podemos pasar con nuestros niños. Lo que genera cierta culpabilidad, que la compensamos con más permisividad. Como pasamos menos tiempo con ellos, no queremos en ese rato discutir ni ponerle normas. Ya que nos parece que por un rato que estamos con ellos, nos van a tener mala consideración. Lo mismo nos pasa con la sobre-protección. Antes los padres no tenían tanta información, ni tantos aparatos para el cuidado de los niños. Se dice que los padres no somos iguales cuando tenemos el primer niño que cuando tenemos el segundo. Una frase que he oído de la mayoría de padres cuando han tenido 2 o más niños es, “ahora no tengo tiempo para tanta tontería”.

Los niños deben equivocarse y experimentar por ellos mismos. Si nunca dejamos un palo a un niño y no se da un golpe. Nunca sabrá coordinar los movimientos para que esto no ocurra. Si lo hace delante de nosotros lo podremos controlar. Cuantas madres has visto que no pueden ver como su niño se mete el chupete después de haberse caído en el suelo (un suelo normal, no el del hospital, o lleno de suciedad por supuesto) Seguramente ese mismo niño lo primero que ha hecho ha sido chupar directamente el suelo o la piedra que se ha encontrado.

Un dato muy importante cuando estamos protegiendo a nuestros niños. Es que ellos están aprendiendo de nuestro ejemplo. Si insistimos mucho en ciertos temas y le intetamos asustar para no hacer cosas. Los niños no solo van a coger el miedo que le estamos trasmitiendo, sino que lo van a ampliar, pudiendo suponer un gran problema en su futuro.

Los peligros.

El mundo está lleno de peligros. Y no por ello nos quedamos en casa. Lo mismo le pasa a los niños. Nuestra labor es enseñar a nuestro niño a pensar por si mismo y tomar sus propias decisiones. Esto unido a una buena educación, será clave para su futuro. Ya que será lo que le hará libre. Aunque parezca un tópico, los niños deben equivocarse, ya que la equivocación, es la mejor lección para aprender algo.

Es evidente que no debemos permitirle hacerlo todo. Es nuestro sentido común y nuestra lógica la que debe juzgar y marcarnos las pautas. Así por ejemplo, no vamos a dejar a un niño saltar desde un muro de 2 metros de altura. Obviamente. Pero, antes de limitarle a él. Debemos meditar si lo que le estamos marcando es una paranoia nuestra. Seguro que nosotras somos conscientes de lo que hacemos. Por mucho que nos pese, los niños crecen y llegará un día en el que tengan que vivir su vida. Y todo lo que hayamos hecho habrá influido en su carácter y forma de interpretar la vida. Es nuestra labor prepararles para la vida entera, no solo para protegerles durante los primeros años de vida. Debes ser consecuente con tus actos.