En el ámbito de la Justicia seguiría habiendo crimen en una sociedad sin Estado, pero serían menos frecuentes, como John Lott ha demostrado reuniendo datos de los últimos 100 años de USA. Habida cuenta de que siempre existe gente mala, necesitamos un sistema de tribunales, pero los jueces dejarían de estar politizados y en lugar de servir a los partidos y a sus corruptelas y abusos, servirían a los ciudadanos y a la sociedad.
Las leyes serían las que el pueblo demandara y necesitara, no las que interesan a los partidos y a los políticos, como ocurre bajo el Estado.
La policía privada ha demostrado ser mucho más eficaz frente al crimen que la estatal. Las estadísticas en Estados Unidos son evidentes y en otros países también. Lo mismo curre con los militares. Dicen que hay que tener un Ejército pagado con nuestros impuestos para defendernos de países enemigos, que nos invadirían, pero los ejércitos son fácilmente sustituibles por compañías privadas, financiadas por el sistema de seguros, que cuidarían con eficacia de la nación.
Sin las licencias estatales, restricciones al comercio, regulaciones impuestas por el gobierno central y otros diques a los empresarios, habría más empresas para ofrecer servicios y para generar empleo y riqueza. Con los impuestos bajos y sin las trabas absurdas de los estados, la economía convertiría la prosperidad en su caldo de cultivo natural y permanente.
Suprimir el Estado es fácil, pero hay que desearlo y plasmarlo en unas pocas leyes. El concepto Estado sería sustituido por el de Comunidad y sería la propia comunidad la que se gobernaría, tras elegir a un número reducido de ciudadanos libres y de probadas virtudes y valores para que ejercieran como administradores, sin partidos políticos y sin compromisos y servidumbres, devolviendo a la política su perdido sentido de "servicio al pueblo".
No existe un sólo ámbito donde pueda demostrarse que el Estado es imprescindible y hay miles de razones y argumentos que prueban que el Estado, como está funcionando ahora, es tan absurdo, ineficaz y criminal que debe ser abolido con urgencia.
El punto de partida para abolir el Estado y sustituirlo por una comunidad de ciudadanos autogestionada es la suposición de que la gente es fundamentalmente buena, en lugar de creer que es "fundamentalmente mala", como hace el Estado, que gestiona el poder en base a castigos, sin jamás premiar la virtud, el acierto y los servicios prestados a la comunidad. Bastaría poner delante de nuestro actual mundo el cristal de que el hombre es bueno y puede aprender, con la ayuda de los demás, a ser mejor, para que se abriera un horizonte hermoso e ilusionante que nada tiene que ver con la pocilga de corrupciones, odias, envidias, revanchas, castigos, mentiras y miedos que constituyen la espina dorsal de ese monstruo asesino, manirroto, cruel y demente que nos congrega y gobierna, al que llaman "Estado".
Estoy convencido de que el Estado será abolido, aunque esa abolición plena necesitará algo de tiempo. Pero, para acelerar el proceso y acortar la espera, debemos realizar algunas tareas como educar a nuestros hujos en los valores y en el desprecio a la injusticia y el abuso de poder, diciéndoles siempre que algún día el mundo cambiará y que sin los que malgobiernan el mundo será mejor. Otra actuación es criticar al Estado actual, a sus gestores y a sus obras injustas y nocivas.
Francisco Rubiales