Se terminó el verano alegre de Boca

Publicado el 14 febrero 2011 por Marianofusco

El verano brillante de Boca le sirvió a Falcioni para preparar a su equipo el plan B para jugar sin Riquelme. Todos los amistosos fueron con un 4-4-2 caracterizado por la firmeza y de sus líneas. Compacto, sacrificado, vertiginoso y férreo, ese fue el Boca que causó sensación y se llevó todos los boletos de candidato a campeón. Ese Boca no se presentó al arranque del campeonato. Fue otro el equipo de Falcioni que levantó el telón en la Bombonera y se llevó una paliza de Godoy Cruz para disparar las alarmas.

Con un centro del campo con tres hombres (Erviti-Somoza-Battaglia) y un enlace (Riquelme), Boca nada tuvo que ver con su versión estival. Blando, invitó siempre al desequilibrio de Godoy Cruz, especialmente por las bandas. Ni rastro del conjunto guerrero que no permitió una penetración sorpresiva en su terreno en los amistosos. El discurso de volver a decorar La Bombonera como una fortaleza que infundiera terror y la recuperación de la fiereza combativa quedó triturado. El quiebre determinante fue la falla de Javier García en el primer gol del Tomba. Boca se desmoronó en el fondo con ese golpe.

Nuevo Boca, con los viejos problemas defensivos. Y ya no está la línea de tres como blanco de las culpas. Al menos, la apatía ofensiva y anemia de ideas para atacar no se mantiene. Boca tuvo varias llegadas, tiros de Riquelme, Mouche, Palermo, Battaglia, Erviti. Pero Torrico se exhibió como la contrapartida del inseguro García y se quedó con casi todas las pelotas, salvo en el tanto del descuento de Erviti. El resultado fue abultado, la diferencia mereció ser menor, pero cada aguijón de los mendocinos fue herida de muerte contra el gelatinoso fondo xeneize.

La cara de Falcioni en cada uno de los cuatro goles de la visita lo decía todo. Riquelme regresó rozando lo discreto, con momentos de demasiada lentitud para el juego mezclados con destellos como la bomba que el palo le rechazó. La conexión con Erviti no arrancó bien. A veces cambiaron de lugar, con el `10´ cayendo por la izquierda y el ex Taladro pasándose más al centro. Riquelme siempre es capaz de potenciar cualquier ataque, pero no por eso todas las pelotas deben pasar por él como obligación sagrada, como sucedió por momentos, incluso retrasando la jugada. Tampoco sirve que los compañeros esperen estáticos que el enganche pase a recoger la pelota de sus propios pies.

Si se espera ver al Boca del verano, será difícil. Había otra ocupación y distribución de espacios, especialmente por los costados -Battaglia no está para jugar por la franja-. Era otra propuesta, distinta a la que es el plan A que hoy despliega Falcioni. Se lleva un buen dolor de cabeza para corregir, especialmente en el espanto de la defensa, incapaz de parar a los hombres liderados por Carlos Sánchez, el crack de la noche. Ni el arquero, que tanta personalidad y seguridad había otorgado en los duelos de preparación, pudo transmitir confianza, con dos pelotas que se le escaparon -una, el gol-.

Godoy Cruz perdió su figurita, el Mago Ramírez, a su DT Asad y otros hombres como Jairo Castillo y Carranza. Llegó Da Silva, pero no se notaron grandes diferencias. Hicieron lo que quisieron en La Bombonera, donde todavía no perdieron. Son la bestia negra de Boca -8 encuentros, con tres triunfos tombinos, uno xeneize y cuatro empates-, no quedan dudas. Ni el Godoy Cruz ni el Boca del año pasado cambiaron demasiado.