Los que no tengan una “cierta” edad es posible que no alcancen a comprender cómo los “mayores” seguimos teniendo como referente musical a un grupo “de hace 50 años”. Grupo, por cierto, que como tal sólo estuvo activo durante 8 años (se separaron en 1970, tras crear 13 álbumes extraordinarios) y cuyo anhelo de ver reunido con posterioridad se truncó bruscamente y para siempre con el asesinato en 1980 de John Lennon.
Sin embargo, si vamos un poquito más allá de lo evidente seremos capaces de comprender que ese cuarteto de Liverpool sigue siendo una referencia para la música actual: en primer lugar porque las ventas de sus discos siguen viento en popa (y teniendo en cuenta que se re-editan una y otra vez los mismos discos, las mismas canciones); en segundo lugar porque cualquier grupo musical actual que se precie tiene alguna versión de sus canciones; en tercer lugar porque la “arquitectura” musical que ellos crearon todavía puede apreciarse en grupos actuales (como Coldplay sin ir más lejos); en cuarto lugar porque ellos inventaron el video clip como lo conocemos hoy (resultado de no poder asistir a todos los actos promocionales al tener una media de 250 conciertos al año); en quinto lugar porque inauguraron los grandes recintos para dar conciertos (Shea Stadium, 1965, 55.000 personas)...
Sin duda, al menos para el que esto escribe, ¡The Beatles son el referente musical más poderoso que ha existido!
La pregunta oportuna en este momento tal vez sea … ¿y cómo lo consiguieron? Desde luego con talento … entendido éste en un sentido amplio. “Love Me Do” estaba escrita por Lennon y McCartney y salió al mercado porque se negaron a sacar como single una canción de otro compositor. Las versiones eran muy habituales entonces (ellos mismos las realizaban, especialmente pensando en los conciertos en Hamburgo donde podían tocar 6-8 horas seguidas y, claro, no tenían un repertorio propio suficiente ni conocido). George Martin, su productor y cómplice durante todos esos años, presionó para que ese primer sencillo siguiera los estándares de la época (incluyendo, eso si, otras canciones suyas dentro del lp que saldría tras el single). “Love Me Do” fue un éxito desde el principio (no espectacular pero si suficiente para centrar la atención sobre ellos). Tenían olfato comercial y lo demostraron a lo largo de su carrera.
Escribir sus propias canciones fue, por tanto, su primer acierto.
Eran un cuarteto, una banda, un equipo. Hasta ese momento los grandes triunfadores de épocas anteriores (Frank Sinatra o Elvis Presley por ejemplo) eran cantantes con músicos de acompañamiento. El foco ahora se ponía en el conjunto, nunca mejor dicho (conviene no olvidar que se separaron, no podía ser de otro modo, porque sus egos individuales fueron creciendo y, por tanto, reduciendo el espacio común creado al inicio de su carrera).
Se rodearon de los mejores … desde su productor George Martin hasta los diseñadores gráficos con más talento del momento (¿recuerdas la portada “del paso de cebra”? ¿y la del “disco blanco”? ¿y la de Sgt. Peppers? ¿y la de Hard Day’s Night? … ¿de cuántos otros grupos recuerdas tantas portadas?).
Aplicaron constantemente la innovación para crear música diferente que te llegara directamente a las neuronas y al corazón. Sin olvidarnos de que era un grupo pop recordemos canciones como “Eleanor Rigby”, “Within You, Without You”, “Strawberry Fields Forever”, … Incluían instrumentos lejanos al mundo del pop o del rock (un violín o un sitar, por ejemplo). Colaboraban músicos de renombre, sin aparecer en los créditos correspondientes (caso de Eric Clapton en “While My Guitar Gently Weeps). Editaban las canciones para manipularlas, distorsionarlas, hacerlas diferentes (se escuchan, por ejemplo, guitarras “que tocaban hacia atrás”; jugaban mucho con el estéreo para producir sensaciones diferentes; unían una canción a otra ppara que formaran un todo, …).
Podríamos continuar enumerando algunos de los ingredientes que consciente o inconscientemente utilizaron para lograr ser esos referentes musicales que indicábamos al principio.
El liderazgo, en el terrero musical o el que ejercemos sobre nuestros equipos, se asienta, por tanto, en defender unos principios sólidos que dan sentido y coherencia a nuestras actuaciones; en crear nuevas formas de relación, interacción, aportación; en ser capaces de rodearnos de los mejores de nuestro entorno (evitando, cosa muy difícil como todos sabemos, el que nuestro ego entre en juego); en crear productos y/o resultados que satisfagan de forma adecuada las necesidades de los demás (para eso se crean los equipos en un entorno profesional), …
¡Ojalá dentro de 50 años nuestros equipos sigan pensando que fuimos unos buenos referentes!
(Dejemos para otro momento otra celebración cincuentenaria cuyo éxito, muy probablemente, se debe a factores muy diferentes: las películas de James Bond).