La naturaleza de estas concentraciones es muy diversa, y depende de diversas características de cada especie, sobre todo el tipo de alimentación. Podemos comprobarlo con dos casos extremos. Uno de ellos es el de los jilgueros Carduelis carduelis, que en esta época se van reuniendo ya en torno a diversas plantas productoras de semillas, en especial los cardos.
Los grupos de jilgueros en esta época ya son bastante numerosos, pudiendo alcanzar varias decenas de aves. Esta especie tiene una gran plasticidad, y puede aprovechar en cada momento los recursos que la naturaleza va poniendo a su alcance, aunque para ello tienen que ejercer un fuerte nomadismo, desplazándose allí donde están disponibles dichos recursos, siempre semillas. Son granívoros estrictos.
Los grupos de jilgueros incluyen a los juveniles del año, que ya son aceptados por los adultos al terminar la reproducción. Así van aprendiendo cómo y donde alimentarse. A medida que el tiempo transcurre los grupos se van juntando y aumentando su número. En invierno muchos superan el centenar.
El segundo caso es el del cistícola buitrón Cisticola juncidis. Ests pequeños pájaros se van concentrando en zonas de hierba alta, próximos a las zonas de campiña donde ha tenido lugar toda la nidificación.
En esta época, en la que los juveniles gozan de plena salud, las concentraciones de buitrón pueden alcanzar unas 30 aves, como la que localicé hace escasos días en los prados de Moniello. Pero los buitrones son aves frágiles, muchos jóvenes no superan sus primeros meses de vida y en invierno los grupos no suelen ser mayores de 10 ejemplares.
Además, al ser fundamentalmente insectívoros, las concentraciones de buitrón son muy sedentarias, y si encuentran una buena zona de vegetales de buen porte no se moverán de allí. Muchos ejemplares pasan toda su existencia en un área de unos pocos km2.