Sebastián Martín Quimichu, el devoto de Nuestra Señora de Cocharcas
José Antonio Benito
Comparto estos datos sobre el protagonista del culto a Nuestra Señora de Cocharcas, al hilo del simposio internacional por los 400 años de su santuario,18-20 de agosto 2023. La actividad organizada por la diócesis de Abancay reúne a un conjunto de especialistas que vienen investigando sobre esta festividad mariana desde el campo de la historia, antropología, arqueología y arte. El evento comprende charlas, jornadas culturales, visita al archivo histórico y el traslado en procesión de los restos del benefactor Sebastián Kimichi. https://www.facebook.com/santuariococharcas.peru
Sebastián Martín Quimichu nació en el pueblo de San Pedro de Cocharcas hacia 1574[1]. En1590, con veintitrés años, durante la vigilia de la fiesta del patrón del pueblo, con fogatas, quema de castillos y cohetes, un compañero suyo, accidentalmente, le atravesó la muñeca con una penca de maguey encendida. El dolor fue intenso y la herida incurable.
Avisado por una india palla, de nombre Inés, le habló que en el Collao había el santuario famoso de Copacabana donde la Virgen María manifestaba su bondad en mil y una peticiones. Lo primero que hizo Sebastián fue consultar su plan con el Padre Gregorio Cisneros, su confesor. Éste lo animó a ponerse en marcha y así enrumbó, feliz y sin mayores preocupaciones. Sin pausa y con prisa el buen hombre se trasladó a Copacabana cargado de esperanzas. Iba a pie y siguiendo una vieja ruta transitada por viajeros desde tiempos inmemoriales.
Allí encaminó sus pasos, lleno de fe, a implorar a la Virgen la curación de su mano inerme con la promesa de si curaba, traería una réplica de la imagen para su pueblo. A dos kilómetros y medio del pueblo de Pucará, buscó alojamiento en un tambo. Durante la noche sintió que le despertaban y al incorporarse vio, con sorpresa, que la herida estaba curada totalmente y, como vestigio del milagro, sólo quedaba la marca de la cicatriz. Con el corazón rebosante de gratitud, recorrió los dos Km. que le faltaban para llegar al santuario. Lleno de alegría, se postró ante la imagen de Nuestra Señora y se determinó en comprar una imagen de la Virgen, réplica de la de Copacabana. Tito Yupanqui el escultor, había realizado varias réplicas de la imagen. Todo marchaba de maravilla, pero y ¿el dinero para comprarla?
Viajó a la ciudad de la Paz y solicitó autorización del Sr. obispo para pedir limosna en su diócesis. Logró, por fin, reunir la cantidad suficiente: 210 pesos. Regresó a Copacabana y compró la imagen a Tito Yupanqui, escultor de la imagen de Nuestra Señora de Copacabana, que le había encargado el clérigo Hernando Camargo, venido de Tucumán, quien no pudo llevársela pues había fallecido en Chuquiabo. El prior del convento de Copacabana, perspicaz, le retuvo la imagen porque no había pedido autorización para recaudar dinero. El asunto llegó hasta el obispo de La Plata a quien, Quimichu, expuso su pena y angustia. Se le dio autorización y el buen prior del convento no sólo le devolvió la imagen, sino que permitió que pasara la noche en el camarín junto a la imagen de la de Copacabana.
El regreso a san Pedro de Cocharcas fue apoteósico. Durante el camino se le unían muchas personas que cantaban y rezaban; no faltaron velas y las flores más exquisitas de los alrededores; retama, rosas, flor de amancay, cantutas, clavelinas, azucenas, alhelíes y jazmines. El más entusiasta era Sebastián Quimichu quien "a voz en cuello cantaba mil alabanzas y loores a la Virgen soberana".
Uno de las liras que frecuentemente entonaba Quimichi a la Virgen de Copacabana era este canto:
Señora, enjuga mi llanto
¿No es tu siervo rendido,
Que te pide adolorido,
Metigues su cruel quebranto?
Del Redentor madre pura,
Quiéreme como a tu hijo,
Con ese amor tan prolijo,
Con ella sin par ternura.
De aflijidos pecadores,
Eres refugio seguro,
Que con amor santo y puro,
Les colmas de tus favores.
Te pido sin gloria vana
Seas mi estrella bienhechora,
Y me guía protectora
María de Kopakawana.
La venerada imagen estuvo dos meses en Cayara hasta que se terminara la capilla.
El día 12 de septiembre de 1598 -según algunos autores- se trasladó la imagen a su capilla. Sin lugar a dudas, el santuario de Cocharcas llegó a ser uno de los más famosos de Sudamérica. La devoción a Nuestra Señora de Cocharcas de Lima se extendió rápidamente por Lima, el valle de Jauja, Sapallanga y Orcotuna (venerada desde el año l680)
Posteriormente financió la construcción del Santuario actual, volviendo al Alto Perú con su primo Tomás Camascusi. Fue cantor en la Compañía de Jesús del Cusco. El resto de su vida será sacristán, cantor y tesorero el santuario. Siempre se vinculó con los pastores como obispos y sacerdotes, especialmente con los curas doctrineros que siempre necesitaban ayudantes como Sebastián.
Murió en Cochabamba alrededor del año 1600 con fama de santidad. Sus restos mortales fueron traídos a Cocharcas y actualmente reposa en la Capilla de Pinitenciaría del Santuario.
FUENTE:
-https://www.diocesisdeabancay.org/inicio/94-vida-del-bienaventurado-sebastian-quimichi
-Apuntes del P. Esteban Puig
-Angela María Concha Pacheco "El santuario de Cocharcas y las funciones eclesiásticas que otorgaba a la población indígena, siglo XVII" https://enfoquescusco.wordpress.com/tag/sebastian-quimichi/#_ftn11
[1]Señala Angela María Concha, en https://enfoquescusco.wordpress.com/tag/sebastian-quimichi/#_ftn11, que su ascendencia cacical por línea materna, está vinculada a etnias originarias del lugar, dado que el apellido Astohuaraca hace referencia a una estirpe mítica de élites indígenas de la cultura denominada Chanca. Astohuaraca proviene de los "generales" o "guerreros" Chancas como Tumay Huaraca y Hastu o Astu Huaraca que ocuparon el valle del río Uramarca; este valle después fue descrito por Cieza de León como valle del río Vilcas (actualmente es conocido como río Pampas).