Escrito por Eleazar Herrera
Atrás, lector elitista. Eso es lo que me da por pensar a veces, cuando navego por foros literarios y me encuentro una guerra abierta entre los «fans» y los «verdaderos fans» de una saga, o lo que es peor, ¡entre fans de una misma! A estas alturas todos tenemos en mente a un, dos o cien fanáticos de Crepúsculo o los Juegos del Hambre (y ojo, hablo de las modas juveniles porque el barullo se eleva a su máxima potencia) que automáticamente infravaloran cualquier otra saga en términos de calidad, argumento y personajes. Por cada comentario como: «Ese libro no merece compartir la mesa de novedades con el mío» un posible lector se aleja y busca otro que tenga un club de fans con dos dedos de frente.
No contentos con batallar entre sí (un Verdadero Fan nunca es demasiado fan, dirán), esta horda de talifanes genera también el movimiento opuesto: una corriente de odio ciego e indiscriminado hacia un libro que, si bien antes había pasado sin pena ni gloria por su estantería, ahora es diana de toda la crítica literaria. Un sinsentido más a la lista. ¿Qué sentido tiene odiar algo porque se ha puesto de moda? ¿Y qué sentido alberga, también, querer algo por la misma razón? Entiendo las ironías y los comentarios mordaces, e incluso esos rifirrafes en los que te contienes para no lanzarle el café al otro, pero esos debates no son más que eso: debates. En ningún caso voy a despreciar a nadie por leer o no un libro que esté en la cresta de la ola. Me hace feliz ver a la gente leyendo, eso es todo.
Atrás, lector elitista. No hay lugar para ti en la literatura, donde lo verdaderamente hermoso es compartir con cuantos más mejor tus libros favoritos.