[Sección literatura] Mesa redonda ‘El libro, suma de oficios’ en Fnac
Pilar Baena 24 abril, 2014 0
Con motivo del día del libro ayer muchos aprovecharon el día para comprarse aquel libro al que tantas ganas tenían y otros los compraron como regalos. Tendrán una nueva historia que disfrutar, quizás un autor al que descubrir pero no muchos recapacitarán en el objeto que tienen en sus manos. En la totalidad de la obra.
Y es que solemos hablar del escritor, de la historia, de los personajes, pero no del objeto en sí mismo. Un libro no son sólo las letras e historias de un escritor. Es un trabajo colaborativo donde varias personas han puesto todo su esfuerzo para que ese objeto, ese cuadernillo con palabras, se convierta en algo valioso para el lector. Para que pueda leerlo y disfrutarlo de tal manera que le parezca que está viviendo un momento mágico al perderse entre sus páginas.
Y de eso precisamente se habló en la Fnac donde se celebró la mesa redonda El libro, suma de oficios. Allí Julio Guerrero de la editorial Ardicia moderó la charla y nos presentó el proceso de la creación de un libro. Está claro que sin texto y sin historia no hay nada, pero un autor quiere que su obra se conozca, que llegue a miles de personas y que se pierdan en sus palabras. Este es el trabajo de las editoras en las que colaboran distintas personas para crear un resultado casi mágico.
Primero está el texto en versión original y tras leerlo, se busca a un traductor que traspase el texto original a nuestro idioma. En este caso Pepa Linares, traductora, nos comentó cómo realiza ella esta labor. A veces se conoce el texto previamente, nos comentaba, y otras sin embargo, se traduce a la vez que se lee aunque admitía no saber qué método era el mejor ya que aunque en el primer caso existe más facilidad al conocer la obra, en el segundo caso también se iba descubriendo la historia como traductores y lectores. “Los traductores deberíamos ser el mejor lector” afirmaba.
A la hora de traducir “hay que hacerse con el libro y perderle el miedo” comentaba mientras mostraba uno de los libros maltratados por sus manos. Y es que el proceso de traducción es laborioso porque “traducir no es poner una palabra tras otra, es mostrar la intención del autor, el genio de la obra”. Por ello a pesar de que hay que ser lo más fiel posible, no siempre es conveniente una traducción literal. “Hay que traducir no sólo lo que dice el autor sino también, cómo lo dice”.
Junto a uno de los asistentes se debatió sobre algunos textos mal traducidos y sobre si una traducción podría mejorar el original. Linares comentó que uno de los errores que existe en el mundo de la traducción es pensar que por conocer un idioma se puede traducir y que aunque no cree que la versión traducida mejore necesariamente el original, sí que en su caso lo ha vivido traduciendo libros de autoayuda que normalmente vienen muy mal redactados.
Cuando la traducción ya está acabada necesita pasar por el proceso de corrección del que nos habló Eugenio Martínez. Cuenta principalmente con una corrección básica ortográfica y gramática y luego a una corrección de estilo. En este proceso es muy importante además contar con correctores externos a la editorial para que no esté contaminado. “Hay veces que hemos leído un texto diez veces y no nos hemos dado cuenta de un error en las diez primeras líneas” comentaba Guerrero. Además Martínez aseguraba que a la hora de corregir era preferible leerlo en papel ya que en el ordenador puedes pasar por alto cosas de las que sí se perciben al verlas impresas.
En el caso de las ilustraciones (ya sean de cubierta o de interior) es un proceso que se suele hacer paralelamente y de ello nos habló la ilustradora Sara Morante. “La razón de ser de un ilustrador, es la ilustración literaria” comentaba Morante de la que vimos algunas muestras de su trabajo. Linares además alabó cómo Morante era capaz de dibujar a unos personajes de los que sin contar con descripciones físicas era capaz de clavarlos basándose en la psicología de estos. Porque “no es lo mismo ser dibujante que ilustrador. Para ilustrar además hay que saber ser lector, saber narrar” afirmaba Morante.
Ilustración Sara Morante
Ilustración Sara Morante
Cuando todo este proceso ya está llega la fase final antes de la distribución, la impresión de la que nos habló José Luis Moscat. Nos explicó que la impresión digital sólo suele hacerse para pequeñas tiradas y cómo se prepara el texto para su encuadernación.
Primero se pliega y se dobla en cuadernillos, para más tarde paginarlo y encolarlo. Luego finalmente se pone la cubierta y se guillotina y es así cómo obtenemos el producto final.
La edición de un libro es un proceso de varias manos, de distintos oficios que se unen para dar vida a un texto, a las palabras de un escritor. Así que no es la obra de un autor, sino la obra de un número de personas que se han puesto a la disposición del lector para que el producto que tiene en sus manos sea mucho más que un conjunto de letras.
[pinit]