John Fante / vía Burbujas Magazine
Dominic Molise tiene diecisiete años y está convencido de que el destino le depara una vida ajena a la pobreza en que vive su familia: convertirse en una estrella de béisbol. Él es el narrador de esta historia que nos adentra en los bajos fondos de la comunidad italoamericana durante los años de la gran depresión. A pesar de la crudeza que subyace al relato, el tono es irónico y se empapa de esa prepotencia ingenua propia de cualquier adolescente que cree haberlo vivido todo. Mediante una peculiar parodia del mito del sueño americano, Fante consigue despertar la sonrisa del lector gracias a un relato sarcástico y desencantado.
John Fante escribió Un año pésimo en la década de los sesenta, tras un largo paréntesis literario cubierto por la escritura de guiones de cine. El guión fue su forma de ganarse la vida, pues el reconocimiento como novelista no le llegaría hasta después de su muerte. Y es que nos encontramos ante uno de los grandes olvidados de la literatura norteamericana. Su obra se redescubre gracias, en gran medida, a Charles Bukowski, máximo exponente del realismo sucio. Bukowski reconoció en este escritor a uno de sus principales referentes y al verdadero padre de esa corriente realista. Y, a pesar de todo, John Fante sigue siendo un autor desconocido por el gran público y, a menudo, olvidado por la crítica cuando se trata de nombrar a los grandes de la literatura contemporánea.
Esta novela habla de cuestiones sociales que son una constante en su obra: la pobreza, la decadencia en las relaciones familiares y el conflicto de generaciones.
La historia es sencilla tanto en su contenido como en su forma. La experiencia del autor en el mundo del guión cinematográfico se evidencia en el uso de un lenguaje directo y conciso, aunque no exento de lirismo, destacando el uso de la metáfora. Las descripciones y los diálogos ponen el acento en lo esencial, prescindiendo de adornos. En cuanto a la historia, hay que recordar que la sencillez no tiene por qué implicar simplicidad. Bajo el tono desenfadado, casi humorístico, de Fante, subyace una crítica a dos sociedades muy distintas: una sociedad, la italiana, anclada en los valores dogmáticos del catolicismo, y otra, la norteamericana, donde el individualismo narcisista se convierte en filosofía de vida.
Así, mientras la madre de la familia sueña con que su esposo vuelva a la rectitud de los valores cristianos a base de rezar Ave Marías, nuestro protagonista sueña con los aplausos y la fama que con toda seguridad alanzará gracias a su prodigioso brazo izquierdo. Pero en el universo fantiano los sueños suelen pegarse de bruces contra la realidad.
La dinámica expectativas/realidad es un continuo en la novela y sirve para crear situaciones de contraste clásicas en el mundo audiovisual. En centésimas de segundo, Dominic Molise pasa de ser una estrella a un muchacho corriente, más feo que guapo, en una casa desvencijada. Los puntos álgidos de la novela residen en anécdotas absurdas, situaciones surrealistas que crea este atípico héroe para intentar cumplir sus expectativas.
Para quienes necesiten tener todas las respuestas de una historia, la lectura de este libro puede resultar frustrante. El final, si es que puede considerarse como tal, abre todo un campo de posibilidades. Incluso deja cierto hueco para el optimismo dentro de un relato evidentemente pesimista.