Secesión: Esto NO es una revolución

Publicado el 26 septiembre 2017 por Manuhermon @manuhermon
        Una revolución es la toma del poder político de forma violenta y rápida, sin respetar las leyes vigentes que produce transformaciones profundas y duraderas en el orden jerárquico, la distribución de las riquezas y las instituciones de una sociedad… José Álvarez Junco, ‘’Las revoluciones entenderlas o adorarlas’’. Claves 254. Muchos individuos que vivieron los estertores del franquismo, algunos desde cerca del activismo, otros que simplemente lo soñaron, apoyan la autodeterminación de Cataluña en la creencia de que están ante una revolución, imaginan aquellas sobre las que leían o les contaban sus amigos en los años sesenta y setenta; aunque, cosa rara ésta no tiene costes, ni aparente violencia, es festiva y cercana a una romería familiar. Bajo el síndrome de Peter Pan, ensoñación de la eterna juventud, creen que el mundo actual sigue siendo el mismo que aquel que soñaban y ellos vuelven a ser protagonistas, otros actúan como si en España viviéramos en el franquismo permanente después de 40 años, lo cual es sencillamente de locos, de dementes seniles, o dementes políticos. Soñadores revolucionarios hay variados, al menos de cuatro tipos: los hay  viejos antifranquistas con cierto grado de frustración, los hay maduritos de vida acomodada que nunca lucharon de forma que comprometieran su futuro, hay jóvenes que solo conocen esta sociedad democrática en la que vivimos pero han escuchado o leído sobre utopías, los grupos anteriores tendrían como referencias revoluciones comunistas/socialistas/marxistas y libertarias. Recordemos que también existen creyentes en sueños revolucionarios de tipo fascista. Creen que las movilizaciones actuales en Cataluña les acercan aquel objetivo revolucionario que entonces no vivieron en España, -sí vivieron el antifranquismo, no la revolución-. Desde entonces, la ilusión revolucionaria fue destruida por la realidad en aquellos lugares del mundo donde se creyeron triunfantes, Rusia, China, Este de Europa, Sudeste asiático, Cuba, Venezuela… Hoy ese sentimiento difuso de utopías se envuelve en el concepto democracia, bastante alejado de revolución, y lo adhieren a las movilizaciones catalanas que están siendo utilizadas por mucha gente que vive fuera de Cataluña como bálsamo rejuvenecedor. Lo que sucede en Cataluña se asemeja más a un golpe de Estado que no siempre son ejecutados de forma violenta, -Primo de Rivera- sobre todo cuando nadie opone resistencia como ha ocurrido hasta ahora. Lo que está ocurriendo NO es una revolución que producirá transformaciones profundas y duraderas en el sistema productivo, no pretendió ni por un momento modificar la propiedad de los medios de producción y distribución; todo lo contrario, los propietarios de riquezas y poderes catalanes iniciaron el proceso y crearon las bases. Después políticamente se han sumado otros protagonistas, pero nadie ha citado nunca como objetivo de la secesión realizar grandes modificaciones sociales, por ejemplo apartar a la iglesia de los principales lugares que tiene hoy asignados en el process… Lo que está ocurriendo va en dirección contraria a una revolución, ha expulsado la lucha de clases del proceso independentista, al menos en el sentido tradicional de lucha de obrero-patrón. Siendo Cataluña una de los mayores enclaves industriales de España no se producen huelgas masivas fabriles ni en parte alguna del aparato productivo catalán, han desaparecido reivindicaciones sindicales, salario, precarización, paro, derechos laborales,… el movimiento independentista es transversal, el terreno de juego parece ocupado por las clases medias, ni derechas ni izquierdas, típico del fascismo. Transversal pero menos. La dirección ideológica y política, y la económica, fue preparada concienzudamente por las élites nacionalistas durante los últimos 30 años, que siguen dirigiendo, las movilizaciones teatralizadas, controladas y uniformadas son típicas de estilo fascista y como tales apoyadas por los poderes catalanes, políticos, ideológicos y económicos, con profusión de medios logísticos. Naturalmente sus integrantes creen ser buena gente, respetables padres de familia, que nunca admitirán estar realizando nada malo, ya que solo construyen su patria. Igual que en el pasado, nadie de aquellos lejanos manifestantes creían estar haciendo otra cosa que engrandecer su nación. Dichas movilizaciones secesionistas han sido fundamentalmente de clases medias, funcionarios públicos de oficinas institucionales, empleados de sectores como enseñanza y sanidad, periodistas y empleados de medios de comunicación, empleados de servicios culturales y sociales… muchos jóvenes mostrados en las fotos son de clase media alta, pijos, como diría Marsé, proceden de universidades y colegios religiosos que aportan parte de estos activistas, -la iglesia fue en el pasado factor determinante en la creación ideológica del nacionalismo, siendo hoy uno de los principales focos independentistas, agitando y respaldando movilizaciones, como lo fue en Euskadi-  los niños de escuelas infantiles son utilizados para hacer agitación y son adoctrinados con prácticas similares al fascismo. A estos grupos se suman los importantes haces fuertemente ideologizados procedentes de zonas rurales del interior, territorios coincidentes históricamente con los de implantación de tradicionalistas-carlistas. ¿Y los obreros donde están?  ’pero las revoluciones, sobre todo para sus creyentes o entusiastas, son también mucho más que eso: son explosiones colectivas de protesta, con aspectos trágicos pero también festivos, que sustituyen el orden social y político existente por otro basado en principios como libertad, igualdad y justicia’. José Álvarez Junco, ’Las revoluciones entenderlas o adorarlas’. No sueñen que el independentismo pretenda a cambiar el orden social y político existente por otro, el process nunca fue diseñado para modificar la jerarquización social catalana, al revés pretenden hacerla absoluta creando fronteras, y expulsar lo español del que consideran su territorio, su finca particular. Nadie dijo nada sobre sustituir a élites dominantes en las instituciones catalanas fueran deportivas, culturales, empresariales, mediáticas, productivas, comerciales… Nadie propone repartir riquezas, modificar la estructura económica, colectivizar los medios de producción privados, ni siquiera nacionalizar los servicios públicos, no es este el objetivo. Ni siquiera pretenden regenerar la democracia,  de hecho el movimiento ha ido alejándose cada vez más de aquel 15-M que al menos decían pretenderlo; el independentismo solo mueve las calles y colegios para expulsar al Estado, para romper la Constitución, -hoy a años luz de progresismo de las leyes catalanas conocidas- con ello pretenden lograr la quimera del poder absoluto para la élite catalanista.
La secesión no es revolucionaria, no es democrática, no es progresista.