Una
revolución es la toma del poder político de forma violenta y rápida, sin
respetar las leyes vigentes que produce transformaciones profundas y duraderas
en el orden jerárquico, la distribución de las riquezas y las instituciones de
una sociedad… José Álvarez Junco, ‘’Las revoluciones entenderlas o adorarlas’’. Claves 254.
Muchos individuos que vivieron los
estertores del franquismo, algunos desde cerca del activismo, otros que simplemente
lo soñaron, apoyan la autodeterminación de Cataluña en la creencia de que están
ante una revolución, imaginan aquellas sobre las que leían o les contaban sus
amigos en los años sesenta y setenta; aunque, cosa rara ésta no tiene costes,
ni aparente violencia, es festiva y cercana a una romería familiar.
Bajo el síndrome de Peter Pan, ensoñación
de la eterna juventud, creen que el mundo actual sigue siendo el mismo que
aquel que soñaban y ellos vuelven a ser protagonistas, otros actúan como si en
España viviéramos en el franquismo permanente después de 40 años, lo cual es
sencillamente de locos, de dementes seniles, o dementes políticos.
Soñadores revolucionarios hay
variados, al menos de cuatro tipos: los hay
viejos antifranquistas con cierto grado de frustración, los hay
maduritos de vida acomodada que nunca lucharon de forma que comprometieran su
futuro, hay jóvenes que solo conocen esta sociedad democrática en la que
vivimos pero han escuchado o leído sobre utopías, los grupos anteriores
tendrían como referencias revoluciones comunistas/socialistas/marxistas y
libertarias. Recordemos que también existen creyentes en sueños revolucionarios de tipo
fascista.
Creen que las movilizaciones
actuales en Cataluña les acercan aquel objetivo revolucionario que entonces no
vivieron en España, -sí vivieron el antifranquismo, no la revolución-. Desde
entonces, la ilusión revolucionaria fue destruida por la realidad en aquellos
lugares del mundo donde se creyeron triunfantes, Rusia, China, Este de Europa,
Sudeste asiático, Cuba, Venezuela… Hoy ese sentimiento difuso de utopías se
envuelve en el concepto democracia, bastante alejado de revolución, y lo
adhieren a las movilizaciones catalanas que están siendo utilizadas por mucha
gente que vive fuera de Cataluña como bálsamo rejuvenecedor.
Lo que sucede en Cataluña se asemeja
más a un golpe de Estado que no siempre son ejecutados de forma violenta, -Primo
de Rivera- sobre todo cuando nadie opone resistencia como ha ocurrido hasta
ahora. Lo que está ocurriendo NO es una revolución que producirá transformaciones profundas y duraderas en el
sistema productivo, no pretendió ni por un momento modificar la propiedad
de los medios de producción y distribución; todo lo contrario, los propietarios
de riquezas y poderes catalanes iniciaron el proceso y crearon las bases.
Después políticamente se han sumado otros protagonistas, pero nadie ha citado
nunca como objetivo de la secesión realizar grandes modificaciones sociales, por
ejemplo apartar a la iglesia de los principales lugares que tiene hoy asignados
en el process…
Lo que está ocurriendo va en
dirección contraria a una revolución, ha expulsado la lucha de clases del
proceso independentista, al menos en el sentido tradicional de lucha de
obrero-patrón. Siendo Cataluña una de los mayores enclaves industriales de
España no se producen huelgas masivas fabriles ni en parte alguna del aparato
productivo catalán, han desaparecido reivindicaciones sindicales, salario,
precarización, paro, derechos laborales,… el movimiento independentista es
transversal, el terreno de juego parece ocupado por las clases medias, ni
derechas ni izquierdas, típico del fascismo. Transversal pero menos.
La dirección ideológica y política,
y la económica, fue preparada concienzudamente por las élites nacionalistas durante
los últimos 30 años, que siguen dirigiendo, las movilizaciones teatralizadas, controladas
y uniformadas son típicas de estilo fascista y como tales apoyadas por los
poderes catalanes, políticos, ideológicos y económicos, con profusión de medios
logísticos. Naturalmente sus integrantes creen ser buena gente, respetables
padres de familia, que nunca admitirán estar realizando nada malo, ya que solo
construyen su patria. Igual que en el pasado, nadie de aquellos lejanos
manifestantes creían estar haciendo otra cosa que engrandecer su nación.
Dichas movilizaciones secesionistas han
sido fundamentalmente de clases medias, funcionarios públicos de oficinas
institucionales, empleados de sectores como enseñanza y sanidad, periodistas y
empleados de medios de comunicación, empleados de servicios culturales y
sociales… muchos jóvenes mostrados en las fotos son de clase media alta, pijos,
como diría Marsé, proceden de universidades y colegios religiosos que aportan
parte de estos activistas, -la iglesia fue en el pasado factor determinante en
la creación ideológica del nacionalismo, siendo hoy uno de los principales
focos independentistas, agitando y respaldando movilizaciones, como lo fue en
Euskadi- los niños de escuelas
infantiles son utilizados para hacer agitación y son adoctrinados con prácticas
similares al fascismo. A estos grupos se suman los importantes haces
fuertemente ideologizados procedentes de zonas rurales del interior,
territorios coincidentes históricamente con los de implantación de
tradicionalistas-carlistas. ¿Y los obreros donde están?
’pero
las revoluciones, sobre todo para sus creyentes o entusiastas, son también
mucho más que eso: son explosiones colectivas de protesta, con aspectos
trágicos pero también festivos, que sustituyen el orden social y político
existente por otro basado en principios como libertad, igualdad y justicia’.
José Álvarez Junco, ’Las revoluciones entenderlas o adorarlas’.
No sueñen que el independentismo
pretenda a cambiar el orden social y político existente por otro, el process nunca fue diseñado para
modificar la jerarquización social catalana, al revés pretenden hacerla
absoluta creando fronteras, y expulsar lo
español del que consideran su territorio, su finca particular. Nadie dijo
nada sobre sustituir a élites dominantes en las instituciones catalanas fueran
deportivas, culturales, empresariales, mediáticas, productivas, comerciales… Nadie
propone repartir riquezas, modificar la estructura económica, colectivizar los medios
de producción privados, ni siquiera nacionalizar los servicios públicos, no es
este el objetivo. Ni siquiera pretenden regenerar la democracia, de hecho el movimiento ha ido alejándose cada
vez más de aquel 15-M que al menos decían pretenderlo; el independentismo solo
mueve las calles y colegios para expulsar al Estado, para romper la
Constitución, -hoy a años luz de progresismo de las leyes catalanas conocidas-
con ello pretenden lograr la quimera del poder absoluto para la élite
catalanista.
La secesión no es revolucionaria, no
es democrática, no es progresista.