Secretillos de una "freelancer"

Por Lorraine C. Ladish
Soy “freelancer” acérrima y, aunque a veces me quejo de los plazos de entrega imposibles, de tener que hacer malabares con varios proyectos al mismo tiempo, o de que algunos clientes tardan en pagar, en realidad no lo cambiaría nunca por un trabajo “fijo”. Mi cerebro se resiste a esa idea. He probado alguna que otra vez a tener un trabajo “normal” pero lo he dejado incluso antes de que terminara el período de prueba. Por lo visto, no estoy hecha para eso. Así que llevo unos 27 años (¡qué vertigo!) ganándome la vida a base de bolos.
A lo que quiero llegar es a que se puede vivir trabajando por cuenta propia. Claro que, desde que la crisis nos pilló a todos con los pantalones bajados, la cosa está un poco más difícil. Pero con ayuda de mis seres queridos, con un par de lo que hay que tener y una flexibilidad de acróbata, me las he arreglado para continuar mi trabajo por cuenta propia, lo cual me ayuda a pasar más tiempo con mis hijas y a ser más feliz que si tuviera que fichar en una oficina. Para mí !esto es todo un éxito!
Algunas sugerencias para quienes viven o quieren vivir del “freelanceo” (palabra inventada por mí):
- No te pilles los dedos. Yo solía ser la apaga-fuegos, la que aceptaba (y hacía) encargos imposibles. Un día me di cuenta de que me iba a dar un soponcio y que no pasa nada por rechazar un trabajo o por acordar un plazo de entrega más largo. Soy rápida, pero ya no presumo de ello.
- Prepárate para adaptar tus habilidades y conocimientos a nuevos mercados. Yo he traducido y adaptado guiones, he escrito artículos para revistas, he colaborado con periódicos, he hecho de “negro” (escribiendo libros para otros), he dado seminarios sobre la escritura, he trabajado de traductora e intérprete, he escrito blogs pagados y texto para páginas web – y mucho más, además de escribir mis propios libros, claro. Si mis habilidades me lo permiten y es lo que el mercado quiere – lo hago, y además, aprendo algo nuevo.
- Antes de terminar un proyecto, avisa a tus clientes habituales de que vas a quedar libre. No presupongas que te llamarán cuando te necesiten. A menudo ese simple recordatorio me ha procurado un nuevo encargo.
- Si no quieres o no puedes hacer un trabajo en particular, pásaselo a otro colega. Tus clientes te lo agradecerán y tus colegas también. Lo habitual es que te devuelvan el favor, pero hazlo desinteresadamente, sin esperar nada a cambio.
- No te minusvalores. Un trabajo bien hecho merece una buena remuneración. Si quieres hacerle un favor a alguien, hazlo, pero no te mates por dos reales. No merece la pena el desgaste emocional y mental, que lo sé yo. La energía que se te va con esto la puedes invertir en encontrar otro bolo mejor pagado o ¡simplemente en dormir una buena siesta!
- No vayas de arrogante por la vida y no pises a otros para conseguir trabajos. Hay sitio para todos y si se te da bien tu profesión, eso se nota. Además si eres agradable, te darán más trabajo que al que va de listo.
- Ten en cuenta que ser “freelancer” es todo un estilo de vida. Tienes que ser una persona con mucha determinación y disciplina y te tiene que gustar. Para mí la alternativa (un trabajo “fijo”) es tan desagradable, que ni me lo planteo.
¿Alguna otra sugerencia?
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