– ¡Te amo tanto! ¿No me imagino mi vida sin ti? …
El esposo la mira sorprendido y le pregunta:
– ¿Vieja eres tú la que hablas o es el vino que te hace decir esas cosas?
Ella lo mira, sonríe y luego le dice:
– Hay viejo… no me hagas caso, ¡Soy yo hablando con el vino!
Colaboración: Domingo