Aquí se estableció la primera fábrica de hojalata en España. Unos químicos alemanes trajeron la fórmula para obtener la aleación.
Los ingenieros Pedro Menrón y Emerico Dupasquier salieron de Suiza camino de España en 1731 para enseñar a doscientos obreros andaluces las técnicas de la fundición de la hojalata.
Los ingenieros viajaron hasta el sur de Europa acompañados de barriles fuertemente custodiados, que a principios de aquel año habían salido de Alemania de manera clandestina. Los barriles contenían las fórmulas químicas para la obtención del metal, técnicas que estaba prohibido divulgar fuera de aquel país para evitar la competencia.
Aquello representó un acontecimiento social, político y económico de dimensiones nacionales. Júzcar, que era un pueblo hundido en el corazón del valle malagueño del Genal, postrado en la ladera de un caudaloso río, víctima de la herrumbre y el olvido, conoció tiempos de holgura y prosperidad.
Los ingenieros suizos encontraron el valle del Genal como el lugar idóneo para las actividades de la fábrica. La cubierta forestal que tapizaba estos parajes era imprescindible para la obtención del carbón vegetal con la que fundir el metal. La hojalatería echó a andar a mediados de 1731.
La fábrica, que se levantó a orillas del Río Genal, poseía un cuarto secreto, pequeño y celosamente vigilado donde se llevaba a cabo la técnica del estañado. De aquel lugar nunca salió la fórmula para obtener hojalata. (El Mundo)