Secretos Ocultos bajo las Sillerias del Coro de la Catedral de Toledo

Por Pablet

Impresionante Sillería del Coro de la Catedral de Toledo.

LOS SECRETOS OCULTOS BAJO LAS SILLERÍAS DE LOS COROS CATEDRALICIOS…
Si hay espacios fascinantes entre los muros de las grandes Catedrales y muchas Iglesias, esos, y en mi humilde opinión, son los Coros. Estos espacios suelen ejercer un poder de atracción en quienes los visitamos que en algunas ocasiones acaban “eclipsando”, la grandeza de las Catedrales o de las iglesias que los contienen.
Dedicaremos un post a la historia de los Coros y su evolución en el espacio litúrgico católico (sabemos que el Coro tal y como lo conocemos en occidente nace del teatro Griego y fue adoptado posteriormente por Roma).
Pero este post está dedicado a una curiosidad que ocultan los Coros Catedralicios, concretamente sus impresionantes sillerías y, que pasan completamente desapercibidas entre los turistas que visitan estos monumentos.
Generalmente, los Coros suelen mostrarse en función de la riqueza de sus sillerías, si la sillería de Coro es artística o históricamente relevante, los guías se detienen y dedican un tiempo a contar toda la historia de la construcción del conjunto y apenas si dejan tiempo a lacuriosidad del viajero para detenerse e indagar entre sus entresijos, incluso en muchas Catedrales está prohibido acercarse a la sillería adoptando las justas medidas de protección e impidiendo también descubrir que secretos ocultan éstas.

Detalle de la Sillería del Coro de la Catedral de Toledo

Antes de desvelar el secreto, realicemos una breve definición de los usos y funciones que una sillería de Coro tenía y tiene.
Las sillerías eran unos bancos corridos de madera o asientos denominados estalos que recorrían tres de los cuatro muros que cerraban el Coro.
Divididas en dos niveles, sillería alta y sillería baja, los estalos eran ocupados de manera jerárquica y según el cargo de importancia que sus ocupantes disponían en la Iglesia. Por tanto, la sillería alta era ocupada por los mayores rangos eclesiásticos o canónigos y las sillerías bajas estaban destinadas a aquellos que estaban en posesión de un título eclesiástico de menor categoría.

Misericordia de la Sillería de la Catedral de Toledo.
 Escena de lujuria. Fuente: www.oronoz.es

No sólo existía diferenciación en cuanto a los niveles de altura, sino en el ancho de los asientos o estalos; los de mayor anchura estaban destinados a ser ocupados por el Abad, Prior, Obispo…
En este espacio, en el Coro, se celebraran diversos actos litúrgicos, algunos de muy prolongada duración, y los clérigos debían permanecer en ocasiones horas de pie en actitud orante. Eso conllevaba un agotamiento físico del clérigo acuciado por el escaso espacio que disponía para moverse y relajarse.
Para ello se adoptó un sistema que permitía a los clérigos apoyarse en sus asientos y descansar sin tener que sentarse en ellos. Este “sistema” se conoce como Misericordia o Apoyadura, principalmente el nombre más conocido es el de Misericordia.
Los asientos de las sillerías eran plegables, el mismo funcionamiento que la mayor parte de los asientos de las salas de cine o de algunos teatros. Se pliegan para permitir levantarse y se despliegan para sentarse sobre él.
Las Misericordias eran una especie de mésula o apoyos también en madera que cuando el clérigo se levantaba del asiento y lo plegaba, sobresalía esta ménsula o “tabla” de mandera a modo de pequeño asiento que permitía el reposo sin tener que sentarse y así hacer más llevadero las largas horas de la liturgia.
Lo curioso de estas misericordias, que comienzan a fabricarse en el siglo XI, es que la mayor parte de ellas estaban talladas con escenas que reflejan el submundo, el infierno, los pecados capitales, principalmente la lujuria, encontrando numerosas tallas en actitud lujuriosa.
Pero ¿Cuál era el motivo de esculpir este tipo de escenas, en un espacio dedicado al culto y la liturgia sagrada católica? Pues uno tan sencillo como que, las misericoridas servían de apoyo a los clérigos y éstos tenían que apoyarse con las “partes del bajo vientre”, o “sus partes más impúdicas de su cuerpo”, por tanto esa parte del cuerpo era considerada pecaminosa y debía ir acompañada de escenas que reflejaran el pecado que se podía cometer al dejarse llevar por los instintos más primarios del ser humano.
De ahí que las misericoridas oculten este “secreto” tan curioso entre los estalos de las sillerías de los Coros Catedralicios…
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