El primer paso es determinar dónde los plantaremos. Los bulbos pueden plantarse en macetas, jardineras grandes o en canteros en la tierra. Lo importante es adquirir bulbos de óptima calidad, robustos y en buenas condiciones sanitarias. Desde el comienzo, debemos tener presente que resulta fundamental elegir el sustrato adecuado y no descuidar la provisión de luz, agua y abono. La mayoría de las bulbosas se autopropagan en la tierra y todas las temporadas ofrecen nuevas varas florales, con lo cual se justifica la primera compra de algunas especies que no son del todo económicas como la alstroemeria, tulipán y lilium.
A plantar
Lo más indicado es comprar los bulbos en semillenas responsables. Al comprar es importante observar la calidad y asegurarse el color elegido con el vendedor. Los bulbos deben ser robustos, sin partes comprimidas ni golpeadas. Si presentan verdín, hongos, están enmohecidos o tienen síntomas de fermentación es mejor recurrir a otro negocio, ya que lo más probable es que nunca lleguen a brotar y se pudran. Si ya es época de plantación, pueden haber brotes, pero no es problema. De todos modos, antes de plantar los bulbos es conveniente sumergirlos en una solución de agua más algún fungicida sistémi-co para prevenir la aparición de hongos.
Según el espacio disponible, el tipo de suelo, el clima de la zona y los gustos personales será la elección de ciertas especies o la combinación de varias de ellas. Un parque de grandes dimensiones permite jugar con los tamaños, contrastes, follajes y colores. En una terraza, un balcón o un patio con canteros y jardineras, pero sin la posibilidad de sembrar en tierra, quizá las opciones sean más limitadas, más que nada por la disponibilidad de luz natural.
Si los bulbos se plantan en la tierra hay que tener en cuenta el tipo de suelo. Por ejemplo si la tierra es arcillosa y pesada; esto reduce la capacidad de drenaje del suelo y perjudica el buen desarrollo de los bulbos. Es útil colocar un puñado de arena gruesa de río o perlita en el hoyo de plantación de cada bulbo, tubérculo o rizoma para facilitar el drenaje del agua de lluvia o riego y evitar el ataque de hongos nemátodes.
Para plantaciones bajo el césped y con floración en primavera se recomiendan los bulbos de narcisos, anémomas y marimonas. Los jacintos y tulipanes son ideales para zonas de clima frío.
Los bulbos se entierran a una profundidad equivalente al doble de su tamaño y se cubren con mulch de corteza de pino, perlita o leca. Así se logra proteger la tierra de la acción directa del Sol, el frío, el viento y la lluvia, se mantiene la humedad constante y se evita la proliferación de yuyos. En algunos casos, como con las azucenas, lilium y gladiolos, los bulbos deben plantarse a bastante profundidad, mientras que con los narcisos y jacintos, lo mejor es dejar que la mitad superior asome por sobre el sustrato. Las marimonas, jacintos, narcisos y liliums funcionan bien en macetas grandes y jardineras de balcón, mientras que los tulipanes precisan de mayor espacio y profundidad, como la que ofrecen los macetones y canteros de patios y terrazas. Los contenedores deben posee buen drenaje, para lo cual es imprescindible colocar un piso de leca o trozos de macetas rotas.
Los bulbos de floración primaveral se plantan en otoño. A los tres o cuatro meses ya florecen, para luego, en los meses de octubre y noviembre, se produce el secado y amarilleo del follaje, momento en el cual los bulbos recuperan la energía perdida en el proceso de desarrollo de la planta y las flores. Luego se extraen de la maceta, se guardan en una bolsa de papel madera o una caja de cartón, en un ambiente seco y sombrío y se los identifica con el nombre de la especie o variedad, color, edad y demás datos que puedan ser de utilidad. Si están plantados bajo el césped y se busca su natural multiplicación bajo la tierra se dejan sin regar hasta el próximo año.
Sustrato: requieren una parte de compost, una de lombricompuesto y otra de arena gruesa de río. Una alternativa es preparar una mezcla de tierra abonada libre de malezas, resaca de río, turba de musgo y perlita para especies que les gusten los suelos ácidos.
Fertilización: harina de hueso, incorporada previamente al sustrato de plantación o abono químico en formulaciones líquidas en dosis de baja concentración, que se aplican cada 15-30.
El riego: en reglas generales, estas plantas requieren poca agua en invierno y bastante en primavera y verano, pero lo importante es que el sustrato nunca pierda humedad. En las especies de floración primaveral se debe regar largo y copioso, pero sin encharcar, cuando sube la temperatura y comienzan a aparecer los botones florales. Es muy importante contar con agua de lluvia o baja en alcalinidad para el riego, ya que la mayoría de las bulbosas no m toleran el exceso de sales y cloro en sus raíces.