Hoy he desayunado con una noticia que revela el grado de sectarismo antisemita que han alcanzado varios grupos del colectivo homosexual que, al igual que los sindicatos, sólo defienden sus intereses y escupen una y otra vez contra aquellos a los que dicen que representan. La noticia es ésta: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/orienteproximo/2010/06/08/madrid-veta-a-los-homosexuales-israelies.html
Como lo ven. La organización del Desfile Gay de Madrid ha vetado la participación de los homosexuales israelís debido a la presión de los grupos pro-palestinos en una clara muestra de antisemitismo y generalización. Me pregunto qué pasaría si generalizáramos con los homosexuales también. ¿Se imaginan que pensásemos que todos los homosexuales son como los que participan en el desfile del orgullo gay, pidiendo tolerancia y discriminando a la gente por su lugar de procedencia?
Si no hubiera gente tan sectaria no tendría siquiera que aclarar mi postura totalmente respetuosa con la homosexualidad, pero su condición de homosexuales no los exime de actividades tan desvergonzadas como ésta. Sucede curiosamente lo mismo que con Israel, su condición de judíos víctimas de la barbarie nazi no los exime del bloqueo de Gaza o del ataque a flotillas.
Otro dato importante que han pasado por alto es que Israel es el único país de Oriente Medio en el que se respetan los derechos de los homosexuales, aunque un buen número de ultraortodoxos se muestren hostiles. Además, no se puede condenar a los ciudadanos de un país por las acciones de su gobierno. Por ejemplo, ¿tendría sentido prohibir la participación al colectivo cubano por el comportamiento del gobierno de Cuba que, por cierto, rechaza radicalmente la homosexualidad? No creo que una panda de salvajes sin cerebro se hayan hecho estas preguntas.
Como la base ideológica de los progres consiste en inventarse derechos, está claro que tarde o temprano acaban defendiendo ideas contradictorias que suponen un grave contrasentido. Por un lado, se alían con el Islam, y por otro, con la homosexualidad, pero la realidad es que el Islam es enemigo de la homosexualidad y en un gran número de países islamistas se lapida a los homosexuales, considerados inferiores, indecentes e infieles. Si aplicáramos la misma vara de medir que en el caso israelí, el desfile quedaría desierto, pues todos los gobiernos han llevado a cabo acciones injustas a lo largo de su historia, máxime cuando se trata de países tan opuestos al motivo del desfile. Me gustaría que organizaran un desfile en Teherán, y después nos contaran su experiencia, eso sí, en el caso de que no acabaran muertos o encarcelados.
Lo que se debate aquí no es la solución del conflicto en Oriente Medio, sino la moralidad de la exclusión social por sexo, raza o religión, justo lo que reclama este colectivo.
Hechos como éste demuestran el doble rasero de determinados grupos sociales que critican la intolerancia a la par que la practican.