1. Tocarlo al alumno/a. Que percuta el ritmo. Que identifique el compás. Que cante frases.
2. Ver las digitaciones posibles y la más adecuada. Sentir los movimientos físicos posibles y escoger el que facilite la ejecución. Escribir.
3. Analizar: señalar el tono (ver armadura, comienzo y final, alteraciones accidentales que denoten presencia de notas sensibles en el modo menor), y el modo (alegre/triste, es un acercamiento extramusical, pero útil; también hay que poner ejemplos de disociación entre modo menor y tempo rápido y viceversa), separación de frases, número de ellas, asignación de letras a las frases (forma), señalar acordes de tónica y dominante.
4. Identificar qué mano hace la melodía y el acompañamiento.
5. Trabajar los planos sonoros sobre las rodillas.
6. Probar pedalización. Razonar. Escribir.
7. Mejorando la calidad del sonido: frasear, finales en diminuendo y ritardando leve. Eco. Anacrusa. Dinámica. Aire...
8. Autor. Época. Nacionalidad.
9. Hacer resúmenes armónicos, buscar el "esqueleto" de acordes de la obra. Tocar fragmentos de memoria.
10. Utilizar lo anterior para improvisar sobre ellos y/o acompañar.
11. Transportar fragmentos a tonos sencillos (adicionalmente a todos)
12. Jugar: cambiar el modo, la tesitura, las articulaciones, añadir notas a los acordes.