Sed de verano

Por Maletas@sinrumbo

¿Cuál es el antónimo de sediento? Hace 11 veranos los alemanes buscaron una respuesta y no se pusieron de acuerdo. Ninguna palabra sació las expectativas y la campaña del diccionario Duden y Lipton fracasó. En este país no se bebe agua del grifo y siempre tienen sed. Aunque inventaran la palabra contraria no la usarían.

Durante mucho tiempo me resistí a caer en la adicción al ácido carbónico y repetía como un loro “ohne Kolensäure bitte”. Pedir correctamente agua sin gas y decir La insoportable levedad del ser sin atragantarme fueron los grandes logros de mi primer verano en Berlín. Once años después no me importa aflojar mis principios y disfruto de las burbujas. Hoy quiero descubriros un par de refrescos made in Germany, para que no os despistéis con la cerveza.

Mi primera recomendación es la Apfelschorle, zumo de manzana (Apfel) con gaseosa (Schorle). La ofrecen en todos los bares y restaurantes en vasos enormes de un tercio de litro. También hacen Schorle de vino blanco y tinto –Weissweinschorle y Rotweinschorle- pero el más popular es el Apfelschorle. La más auténtica la encontraréis al sur de Alemania. Cerca de mi casa hay una isla llena de manzanos. Beber la Apfelschorle de manzanas de la isla Reichenau es tan especial como beber sidra sin etiquetar en un pueblecito asturiano.

Mi segunda propuesta es un refresco retro. Me explico. Aunque CocaCola ganó la partida en los años 60 a todas las bebidas de zarzaparrilla europeas (empezando por nuestra ColaYork), la AfriCola supo resistir el envite. La cocacola alemana tiene menos azúcar que las americanas y puedes beber unas cuantas sin empalagarte. Hasta el año 98 tenía la dosis de cafeína más alta del mercado (25mg/100 milímetros). Sus botellas con cintura de mujer son un icono.

Y por último otro capricho. Veréis, Alemania está lleno de mercados bio con productos biocarísimos. De vez en cuando entro en uno a comprar Bionade. La producen en Bavaria y su chapa parece un pin de Oasis. Lo pienso todas las veces que abro una. Hay de cuatro sabores: saúco, (mi favorito), lichi, naranja con jengibre y membrillo... Os dejo que me entra sed. Sed de verano. Y de Mundial.