Seducir a España

Publicado el 04 noviembre 2015 por Franky
España tiene que aprender a seducir. Lo dicen algunos políticos y tienen razón. España, antes magnífica seductora capaz de generar orgullo de ser español, se ha convertido en una nación desaliñada, ajada y con tan mal carácter que ha dejado de ser atractiva hace mucho tiempo. En consecuencia, ha dejado de entusiasmar a sus ciudadanos, muchos de los cuales sueñan con huir en busca de otra nación mas agradable y placentera. --- Inés Arrimadas, la líder de Ciudadanos en Cataluña, afirma: 'Queremos seducir a los independentistas con un nuevo proyecto de España'. Pablo iglesias también habla de "seducir a los catalanes". Hasta algunos socialistas y miembros del PP hablan de seducción. El término "seducir", rara vez utilizado en política y muchas veces usado en el amor, está apareciendo en estos días, referido siempre a la necesidad de atraerse a los catalanes independentistas para que no abandonen la patria común.

Todos tienen razón porque a la política española, si algo le falta, es capacidad de seducción.

España entera, no solo Cataluña, necesita ser seducida por sus políticos, los tipos mas ineptos, corruptos y desafortunados de toda Europa, esos que aparecen en las encuestas señalados y rechazados como el mayor problema de la nación por sus propios ciudadanos. Los desagradables y fracasados políticos españoles, en lugar de seducir a su pueblo, como es su deber en democracia, se han dedicado a enervarlo, indignarlo y hacerlo infeliz. Como consecuencia, el país se rompe y el secesionismo no sólo crece en Cataluña y el País Vasco, sino en lugares donde antes no existía o era débil: Navarra, Valencia, Baleares, Galicia. Hasta en la españolísima Andalucía, corazón de los grandes tópicos nacionales, aparece el horrendo alcalde de Marinaleda, Sánchez Gordillo, gritando que los andaluces también quieren ser independientes.

Estos políticos españoles, además de torpes y corruptos, son insufribles y desagradables. Han olvidado sus principales deberes y se han dedicado, en cuerpo y alma, a la arrogancia, a exhibir su autoridad, a pelearse entre ellos, a marginar a los ciudadanos y a otras tareas mas miserables y corruptas. Tras esas "fechorías", es lógico que la gente añore ser "seducida" por los que dicen ser sus "representantes" y que muchos españoles quieran irse lejos de esta España en declive, cada día mas desigual, injusta y corrompida, que ya sólo es un paraíso para los ricos, que han incrementado su riqueza en un 15 por ciento en los últimos años, mientras que para los pobres, cada año mas pobres, se va pareciendo, cada día mas, al viejo infierno.

La seducción de los españoles y de los catalanes no es ya una opción sino un deber. No es cierto que Franco lograra "seducir" a los catalanes sólo con tanques y fusilamientos, como predican hoy algunos descerebrados extremistas, El general Franco, que era muchos mas inteligente y hábil de lo que nuestros políticos nos dicen, supo mezclar el rigor y la represión con el dinero, las inversiones y el apoyo a la industrialización catalana, una política que la convirtió en la región mas próspera del país. Basta mirar en el NODO una visita de Franco a Barcelona para descubrir que los catalanes estaban masivamente "seducidos" por Franco.

Como probablemente no lo saben, recordemos a los políticos que "seducir" no es poner cara de gigoló en la televisión, ni enseñar los dientes ante las cámaras o decir mentiras bonitas. Seducir es dejar de robar, hacerse demócratas, dejar de mentir, devolver al ciudadano el protagonismo que le corresponde en democracia, repartir mejor la riqueza, ser ejemplares y practicar los valores que hasta ahora han pisoteado.

Seguro que si ahora logran ser seductores decentes, aunque ya sea un poco tarde porque nuestros políticos llevan décadas tratándonos como a prostitutas rumanas, el país empezará a cambiar pronto y la gente volverá a desear vivir junta, con ideales y objetivos comunes, con símbolos propios y disfrutando de ese hermoso caldo que es la convivencia en paz y cooperación.

No cabe la mas mínima duda de que los principales culpables del drama español son aquellos dirigentes políticos españoles, sin alma ni grandeza, que en lugar de seducirnos nos han "puteado" durante décadas.