La competencia por el mercado de los 16 bits era totalmente dura, si Nintendo sacaba algún título estrella Sega cargaba con otro. Pero poco a poco la consola se iba quedándo atrás debido al apoyo de las third parties y al hecho de poseer un hardware un poco inferior.
La apuesta de Sega por reatacar con un lector de CD-Rom (en Japón competiría contra la Pc-Engine y en Estados Unidos por la recien aparecida Super Nintendo) para su consola de sobremesa fue una noticia que todos los fans vivimos con gran espectación. Ahora un juego podía tener cien veces más memoria e incluir secuencias de video e incluso audio con calidad CD, todo un lujo.
El periférico sirvió para añadir efectos como la rotación o el escalado de sprites, además de poder disponer de una gran capacidad de almacenamiento. Por otro lado el coste al fabricar los juegos se redujo drásticamente al usarse CDs en vez de cartuchos.
Durante la vida del Mega CD se fabricaron 3 modelos, 2 que se conectarían a la Megadrive, el primero debajo, y el segundo al lado derecho de la consola. El tercero era un reproductro portátil que incluía la Megadrive y el Mega CD en la misma máquina.
El punto negativo es que Sega se cansaba muy rápido de sus nuevos inventos y no tardaron mucho en mirar hacia el Sega 32X (En Europa el Mega CD salió en 1993 y el 32X en 1994) para competir desesperadamente con la 3DO, Jaguar o CDi, dejando a un lado los antiguos ususarios de cartuchos y discos del Mega CD haciendo que muchos usuarios de su consola se terminaran cansando de desembolsar dinero cada poco tiempo para mantener su consola a flote.