Segeda (Zaragoza)

Por Yorga @javieramosantos

Numancia pasó a la historia por su enconada resistencia ante el asedio del invasor romano allá por el siglo II a.C en su intento de expansión por la península. Sin embargo, existe otra ciudad celtíbera que fue la desencadenante de aquella contienda y cambió así el rumbo del pasado. Segeda, la mayor urbe prerromana de Aragón, se convirtió en un bastión celtíbero de notable importancia cuya tribu que ocupaba la zona, la de los belos, derrotó al cónsul Quinto Fulvio Nobilior en el 153 a.C. Estos guerreros, aliados a su vez con los arévacos, acabaron con la vida de 6.000 romanos.

La ciudad hoy aragonesa mostró, debido al crecimiento de la población y para defenderse de las invasiones foráneas, su intención de ampliar sus murallas. Este argumento fue la excusa que necesitaron los romanos para iniciar las Guerras Celtibéricas en territorio hispano, que duraron casi medio siglo. El Senado itálico envió a Segeda 30.000 hombres, según las crónicas. Sus habitantes huyeron hasta Numancia. Segeda fue aniquilada y desapareció del mapa. Pero su recuerdo sigue latente.

Parte de lo poco que queda en pie de la antigua ciudad celtibérica de Segeda./Antonio Pérez Perona

Segeda también cobra más protagonismo en la historia si cabe, al obligar a los romanos a remodelar su calendario el 134 a.C. Según el que imperaba hasta por aquel entonces, el año comenzaba en marzo, que era la fecha elegida para escoger a los cónsules. Pero los romanos lo cambiaron al 1 de enero para poder nombrar con celeridad a Publio Cornelio Escipión Emiliano al frente del ejército con el fin de conquistar la ciudad aragonesa, un lugar con mucha historia

Segeda, en la comarca de Calatayud, se ubica en el yacimiento arqueológico del Poyo de Mara, entre las poblaciones de Mara y Belmonte de Gracián. Sus ruinas son visitables. Y gozó de notable relevancia, pues acuñó moneda propia en el siglo II a.C. Su dimensión llegó a abarcar las 35 hectáreas distribuidas en varias zonas, que la convirtieron en la mayor urbe de su época en la zona norte de la península. Fue más del doble de grande que Numancia.

El espectacular observatorio astronómico localizado en Segeda

De entre los restos encontrados, tras las excavaciones efectuadas y después de descubrirse la estructura urbana de Segeda, destaca un lagar, el único de la época hallado al norte del Tajo, el más antiguo localizado en Europa (siglo V a.C.), y una mansión de 300 metros cuadrados con patio central y sistema de depuración de agua de boca, denominada Casa del Estrigilo. Parte de los historiadores consideran que ésta pudo haber sido el Senado de la ciudad. Y aún queda mucho por excavar…

Pero por encima de todos, sobresale un santuario celtibérico, el único calendario de ciclo lunisolar conservado desde la antigüedad en todo el Mediterráneo. De planta romboidal y sito fuera de la muralla de Segeda, al aire libre, sus muros se unían con esta plataforma monumental conformando un ángulo de 130 grados, algo fuera de lo común para la arquitectura de la época. Dicho ángulo se alineaba con un cerro próximo, la Atalaya, y su dirección marcaba el solsticio de verano, el día más largo del año. También fue empleado como observatorio astronómico.

Restos de una fragua en el yacimiento de Segeda./Yurena Rodríguez Rodríguez

Se trata, sin lugar a la duda, de una construcción excepcional, única. Datado del siglo II de nuestra era, el santuario se levantó con la mira puesta en las distintas orientaciones astronómicas. Su hallazgo ha permitido conocer el interés que mostraron los celtíberos por los movimientos rotacionales del sol y la luna como manera de medir el tiempo. Esta tribu contabilizaba el tiempo por noches, y no por días, pero eso no significa que no veneraran al sol. Para ellos, los solsticios y equinoccios eran muy importantes, y tenían ritos y celebraciones para conmemorar esas fechas.

La cercanía del yacimiento de Segeda con la localidad de Belmonte de Gracián la puede aprovechar el viajero para acercarse hasta la iglesia de San Miguel, uno de los destinos no tan turísticos de Aragón. Y si tiene ganas de más, y le apasiona el arte, puede incluir este pueblo dentro de la estupenda ruta por el mudéjar aragonés, símbolo de la convivencia entre árabes y cristianos. De la que Tarazona y Calatayud son dos magníficos exponentes. Todavía quedan muchos lugares para conocer en Aragón.

Dónde dormir: Hotel Castillo de Ayud; Avda de la Diputación, 8; Calatayud (Zaragoza); teléfono: 976880088.

Dónde comer: Mesón de las Dolores; Calle Sancho y Gil, 4; Calatayud (Zaragoza); teléfono: 976889055.