S.E.G.O., viñetas y recuerdos

Por Belen
A estas alturas todos estamos enterados de las viñetas que la S.E.G.O. (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia) han difundido estos días. Son viñetas degradantes, con un humor antidiluviano, ofensivo y de mal gusto. Ridiculizan el parto, la maternidad y la sexualidad femenina. Colocan al ginecólogo en una posición de poder donde la mujer queda ante ellos en posición de inferioridad.
Viendo esas viñetas me he puesto a pensar en la atención ginecológica que yo he tenido. Y lo primero que se me ha venido a la mente ha sido "de pena". Qué triste, ¿no?.
Recuerdo a la ginecóloga que me diagnosticó un sil de alto grado hace ya unos cuantos años. Me hicieron una conización del cuello del útero. Ante mi pregunta de "¿me dificultará en un futuro tener hijos?" se rió de mi en mi cara y poco menos me llamó ignorante con palabras bonitas. Años después acudía a una clínica de fertilidad donde me abrían literalmente el cuello del útero para poder hacerme una inseminación.
O también se me viene a la memoria el ginecólogo jefe de la unidad de fertilidad de un importante hospital público madrileño, que tras perder a mi primer hijo (de casi 6 meses), ponía de manifiesto su estupido humor mientras examinaba mi vagina.
Al hilo de mi pérdida, recuerdo cómo me trataron en el hospital cuando ingresé con la bolsa rota y un bebé demasiado prematuro a punto de nacer. Recuerdo la falta de tacto, cinco, seis o siete estudiantes revoloteando alrededor mío sin saber qué hacer. Me pedían que empujara cuando ni siquiera habían empezado las contracciones. No me miraban, hablaban de mi bebé como si de un despojo se tratara.
También recuerdo a la doctora que me revisó cuando me dieron el alta, su falta de tacto, de empatía, de consideración preguntándome cuánto tiempo había conseguido sobrevivir.
Les toca el turno a los dos ginecólogos a los que pedí información y consejo. Tras los complicados embarazos que tuve quería una explicación, una opinión médica fiable, un por qué, ¿podría intentar un nuevo embarazo?. Pero se lavaron las manos con respuestas tipo: "has conseguido tener uno, date con un canto en los dientes", "con las experiencias que has tenido, mejor no tentar a la suerte".
Y por supuesto recordaré siempre al señor (a este ni me atrevo a llamarle doctor) que me arrancó la placenta de cuajo provocándome un desgarro por el que tuvieron que darme más de cuarenta puntos internos.
Así a bote pronto esos recuerdos me vienen a la mente. Definitivamente el trato recibido no ha sido el mejor.
Las viñetas son histriónicas, exageradas, horripilantes, pero quizá no se alejan tanto de la realidad que muchas mujeres sufrimos.
Esto no quiere decir que no haya estado en manos de estupendos profesionales, porque sí, también los ha habido, pero tan pocos, que por desgracia solo recuerdo las malísimas experiencias por las que he tenido que pasar.