La ópera primera de los hermanos D'Innocenzo lleva una carrera prometedora (Noir in Festival, Cagliari y Berlín). La escribieron hace ocho años y tal como reconoció Damiano D'Innocenzo ante el público de la MCIB18, ya en la sala B de los Verdi Park, "nadie nos respondió, ahora todos nos felicitan".
Una historia cruda muy bien construida ambientada en la periferia de Roma donde los gemelos d'Innocenzo crecieron y en la que presentan a dos amigos Mirko (Matteo Olivetti) y Manolo (Andrea Carpenzano) que al matar por accidente a un chivato del clan de los Pantano logran el dinero y el respeto que nunca antes habían conseguido. A cambio se verán envueltos en una espiral de crimen y violencia. Además de la actuación de los dos protagonistas Olivetti y Carpenzano destaca el gran trabajo en la dirección de fotografía firmado por Paolo Carnera. Todos los interiores fueron reconstruidos para trabajar con los cromatismos y hacerle intuir al espectador lo que no se le muestra. Una vez más se demuestra que menos es más y que no es necesario gastarse miles de millones en fuegos de artificio sin sentido. Porque su forma de plantear el cine atrapa al espectador. Tantissimi auguri.
Un gran trabajo de montaje en el que tal como reconoció Mieli en el coloquio posterior se trataba de buscar el equilibrio y que todos los recuerdos fluyeran. Tras pensar en diferentes mecanismos para crear un segundo mundo para el pensamiento se optó porque los recuerdos se manifestaran en modo de pequeños flash-backs en los que no existe casi nunca el presente. Una propuesta a priori interesante pero que se pierde precisamente en tantos recuerdos especialmente en los que muestran las páginas de la infancia y de la adolescencia de los protagonistas.