Segundo Premio Mosca Cojonera

Publicado el 11 septiembre 2012 por Tiburciosamsa

El año pasado el inapreciable Premio Hinasequible alDesaliento le fue otorgado al ex-Presidente del Gobierno José Luís Rodríguez Zapatero, que había hecho méritos más que suficientes como para llevárselo de calle. Este año he considerado otorgárselo al actual Presidente del Gobierno, D. Mariano Rajoy, por sus aportaciones a la ciencia económica tales como el descubrimiento de que es posible aumentar el consumo y relanzar la actividad económica subiendo el IVA y reduciendo los sueldos. No obstante, no me parece justo concederle al cabo de sólo nueve meses de gobierno un premio que Rodríguez Zapatero se estuvo currando con denuedo durante siete larguísimos años (larguísimos para los ciudadanos).
Considerando que no ha habido en 2011 nadie en Asia con merecimientos suficientes como para llevar tatuado a mi costa la figura de un caganet en la frente y considerando que Rodríguez Zapatero detenta con dignidad el Premio (por cierto, majo, que todavía no te hiciste el tatuaje en la frente. ¿A qué estás esperando? Si es por el gasto, acuérdate de que yo lo pago), creo oportuno dejarle que goce del galardón un año más y no concederlo a nadie en 2012.
Sin embargo, este año sí que ha habido en Asia personas que se han hecho merecedoras del Premio Mosca Cojonera. Dos de ellas han hecho tales méritos, que he decidido concederles el premio ex-aequo. Se trata del chino Bo Xilai y del japonés Ichiro Ozawa.Bo Xilai dando gracias al cielo por haber recibido este premioEl liderazgo del Partido Comunista Chino se rige por dos reglas muy sencillitas: 1) el que se mueve, no sale en la foto y 2) No meneéis la barca en la que vamos todos. Parecen fáciles de recordar, ¿verdad? Pues bien, a Bo Xilai le entró tal rebote cuando le mandaron de Jefe del Partido en la remota Chongqing que se le olvidaron esas dos reglas y se puso a menear la barca común con notable vehemencia.
Bo se dedicó a perseguir con celo la corrupción y la delincuencia en Chongqing. ¿Ansias de justicia social? Pues no, más bien para restregárselo a los camaradas que dejaban que la corrupción campase a sus anchas. También emprendió programas sociales. ¿Es que era muy bueno? Pues tampoco; se trataba de meterles un poco el dedo en el ojo a los compañeros del Partido que sólo miran por los intereses de los grandes empresarios. Recuperó a Mao, que es una momia incómoda con la que el Partido Comunista Chino no sabe bien qué hacer. Es el padre de la República Popular y el causante de decenas de millones de muertes. A la República Popularle iría mejor siendo huérfana, pero a ver cómo deshace uno un tinglado propagandístico de sesenta años sin que se note mucho. Con su recuperación de viejos eslóganes maoístas Bo ponía además en evidencia cómo el PCCh ha procurado conseguir la cuadratura del círculo: convertirse en capitalista sin renunciar al maoísmo.
Cuando uno menea la barca con tanto entusiasmo, más vale que sea intachable e inatacable, porque si no… Resulta que a Bo le gustaban el poder y el dinero y tenía una mujer a la que le gustaban el poder y el dinero más que a él. Con la de enemigos que se había granjeado, era cuestión de tiempo que le encontrasen un cadáver en el armario. Y mira por dónde, se lo encontraron.
El cadáver en cuestión se llamaba Neil Heywood y era un empresario británico con el que habían tenido él y su mujer desacuerdos económicos. Nada que no se pudiera resolver hablando y con un poco de cianuro.
Cuando empezó a destaparse todo el pastel, Bo cometió el pecado último: convocó una rueda de prensa para defenderse. A ver Bo, ¿en qué estabas pensando? Perteneces a un régimen al que le da yuyu la libertad de expresión. ¿Tanto recitar eslóganes de Mao y ya se te había olvidado lo que pensaba tu señorito de la libertad de expresión?
Creo que nadie había tocado tanto los huevecillos al liderazgo del PCCh desde los tiempos de Zhao Ziyang y la plaza de Tiananmen. Por todo ello, otorgo a Bo Xilai el Segundo Premio Mosca Cojonera que lleva aparejado el siguiente privilegio: durante los próximos veinte años y un día podrá sustituir el uniforme carcelario habitual por una elegante camisa Mao. Esta fue la cara que se le quedo a Ozawa cuando le dijeron que era el Premio Mosca Cojonera de 2012La política japonesa es terreno abonado para los maniobreros, los componedores y los muñidores. Así que cuando a un político japonés le apodan “el shogun en la sombra”, es que tiene que ser la leche. El político que tiene ese apodo es Ichiro Ozawa.
Ozawa ingresó en la vida política antes de cumplir los treinta y desde muy jovencito dio muestras de que lo suyo era maniobrar. Él solito, casi sin ayuda, consiguió poner fin a 38 años de dominio ininterrumpido del Partido Liberal Democrático sobre la política japonesa. En 1993, viendo que a su padrino en el partido, Shin Kanemaru, le iban a sacar los colores por un caso de corrupción y que él mismo no se iba a ir de rositas, tiró por la calle de en medio: formó su propio partido con otros diputados del PLD y forzó la convocatoria de elecciones que llevaron a que el PLD perdiera el poder.
Otro menos hábil se hubiera lanzado sobre el puesto de Primer Ministro. Ozawa debió de decirse que para qué, si en Japón los Primeros Ministros duran menos que un helado en agosto y les llueven tortas de todas partes, empezando de su propio partido. Ozawa dejó que Morihiro Hosokawa, que lideraba un partidito cuyos miembros cabían en un taxi, asumiese el cargo y se dedicó a ser el poder en la sombra, que es mucho más divertido.
Ser maniobrero en la política japonesa es lo habitual, aunque Ozawa se pasaba varios pueblos. Más raro es sostener posiciones fuertes. Hasta en esto Ozawa es original. Por motivos de principios acabó empujando a los socialistas fuera de la coalición y arrojándolos a los brazos de sus sempiternos enemigos del PLD, que pudieron recuperar el poder. Mientras tanto, para tener algo que mandar, Ozawa le dio la patada al ex-Primer Ministro Toshiki Kaifu y le apartó del liderazgo del Partido de la Nueva Frontera, que el propio Kaifu había creado. No estaría en la coalición de gobierno, pero al menos tenía una hueste de diputados opositores que capitanear.
Ozawa no es un hombre fácil y los años siguientes se los pasó peleándose con sus propios seguidores. Para 1998 le quedaban tan pocos que disolvió el partido y creó uno nuevo, el Partido Liberal. Fundó un partido político porque no le quedaban suficientes seguidores como para fundar un equipo de fútbol. Dado que con tan poquitos seguidores no iba a comerse muchas roscas, agachó la cerviz y llamó a la puerta del PLD proponiendo integrar en él a su partido. “Venga, que lo de 1993, cuando me fui dando un portazo iba en broma.” No coló. Le dieron con la puerta en las narices. Como en el PLD no le querían, se fue adonde le hicieran mimitos y ese sitio resultó ser el Partido Democrático de Japón. En 2003 integró al PL en el PDJ. Para 2004 ya era el líder del partido.
El liderazgo de Ozawa fue algo movidito. Después de tantos años en política, en cuanto se descuidaba un poco, le caía un escándalo encima. El que le forzó a abandonar el liderazgo del partido en mayo de 2009 estaba relacionado con donaciones ilegales al PDJ. Yukio Hatoyama asumió la presidencia del partido, pero no nos engañemos, quien seguía moviendo los hilos en la sombra era Ozawa.
Para un tipo como Ozawa no ocupar el poder formal no es ningún problema. Sabe que es en las sombras donde mejor se maniobra. Entre septiembre de 2009 y agosto de 2012, Japón ha tenido tres Primeros Ministros del PDJ y un solo Ozawa, que allí estaba entre bambalinas, presto a darles un capón en cuanto se desmandaban. Sí, tiene que ser difícil gobernar cuando debes pasar la misma cantidad de tiempo viendo lo que hace la oposición del PLD por delante y controlando lo que hace tu socio Ozawa a tus espaldas.
El pasado julio Ozawa se sintió aburrido. Debió de pensar que hacía mucho tiempo que no había fundado un partido político. Cogió a 49 diputados del PDJ y formó el partido La Vida del Pueblo Viene Primero, que es un nombre la mar de chulo.
Creo que el premio que lleva aparejado el galardón Mosca Cojonera en el caso de Ozawa es obvio: un disfraz de Darth Vader.