LOS VIEJOS AMIGOS Los viejos amigos ya no somos amigos, pero vamos camino de ser viejos. Algo es algo. A algunos me los cruzo todavía por ahí; los hay que incluso mueven un poco la cabeza, pero son los menos, casi todos van mirando al infinito, así es imposible que me puedan ver. Yo sí los veo, y ni siquiera me molesto; es la vida, me digo, que te acaba poniendo en tu lugar. El mío, el de siempre, el asfalto. El de ellos, ellos sabrán. ** SENSACIONES RARAS ………………………Para José Ángel Barrueco Las áreas de servicio de las autopistas, en invierno, al caer la tarde: estás a kilómetros de la civilización, no te conoce nadie, y esos tipos desperdigados por las mesas tienen una pinta de asustar… Apuras de dos tragos el café y ni siquiera vas al baño a refrescarte. No es que tengas prisa, es sólo que quieres vivir. ** LA PELEA Miré a la vida de frente, y ella me devolvió la mirada. Tengo varias cicatrices de entonces. A veces las miro y me hablan, me dicen que estuve allí, que me dejé el alma en la pelea. Que si sigo pateando estas aceras, no es por pura casualidad.
Seguro que esta historia te suena. Poesía completa (1985 – 2012), de Karmelo C. Iribarren
Publicado el 14 junio 2012 por José Angel BarruecoLOS VIEJOS AMIGOS Los viejos amigos ya no somos amigos, pero vamos camino de ser viejos. Algo es algo. A algunos me los cruzo todavía por ahí; los hay que incluso mueven un poco la cabeza, pero son los menos, casi todos van mirando al infinito, así es imposible que me puedan ver. Yo sí los veo, y ni siquiera me molesto; es la vida, me digo, que te acaba poniendo en tu lugar. El mío, el de siempre, el asfalto. El de ellos, ellos sabrán. ** SENSACIONES RARAS ………………………Para José Ángel Barrueco Las áreas de servicio de las autopistas, en invierno, al caer la tarde: estás a kilómetros de la civilización, no te conoce nadie, y esos tipos desperdigados por las mesas tienen una pinta de asustar… Apuras de dos tragos el café y ni siquiera vas al baño a refrescarte. No es que tengas prisa, es sólo que quieres vivir. ** LA PELEA Miré a la vida de frente, y ella me devolvió la mirada. Tengo varias cicatrices de entonces. A veces las miro y me hablan, me dicen que estuve allí, que me dejé el alma en la pelea. Que si sigo pateando estas aceras, no es por pura casualidad.