Como funcionan saben atajarse, "Si, mirá que si no usas cinturón tenés tanta chance más de morirte en un choque", "mirá que si usas un condón tenés un tanto por ciento de chance de no agarrarte nada.". Esto es por la posibilidad. Como toda ciencia con bases en la matemática, la probabilidad tiene que reconocer posibilidades, por ejemplo que cuando choques salgas volando hacia una fábrica de colchones y caigas sobre un somier acolchadito mientras tu auto justo estalla en llamas que te habrían carbonizado de usar el cinto, que en la empresa de preservativos un preservativo de cada un trillon salga perforado como venganza de un certificador de calidad virgen para la gente que tiene sexo. Posibilidades.
Sobre estas posibilidades quiero hablar hoy. Existe la posibilidad, casi imposible, pero totalmente existente dentro del reino de la posibilidad y la estadística, de que a una persona le salga seis todas las veces que use un dado en su vida.
Una persona que siempre que jugó al ludo fue el primero en llegar al caminito de su color, y que después se quedó afuera de la meta siempre, mientras todos los demás iban llegando lentamente. Un tipo que nunca pudo jugar a la generala por más de una jugada (como estos son dados múltiples se reduce muchísimo más la probabilidad, pero sigue siendo mayor que cero). Un tipo al que un dado nunca le dio opciones, sino estabilidad y certezas.
Ahora que tenemos este tipo en mente, obsesionado, capaz que culpando a alguna deidad que no sea matemática pura. Capaz que tirando un dado solo en su casa a los 70 años. Seis... seis... siempre seis, hasta que de repente... TRES! La persona se levanta de su asiento, tirando la silla mientras los ojos se le llenan de lágrimas. La maldición se ha levantado, casi le da miedo agarrar el dado y tirar de vuelta. Pero lo hace, su vida depende de eso... seis... seis... seis. Porque un solo tres y todo el resto seis sigue siendo una posibilidad, incluso más alta que solo seis.