La llanura de Mardia en Tracia era el teatro de una segunda batalla no menos obstinada y sangrienta que la primera. Las tropas de ambos lados mostraron el mismo valor y disciplina; y la victoria fue una vez más decidida por las habilidades superiores de Constantino, que dirigió un cuerpo de cinco mil hombres para ganar una altura ventajosa, desde donde, durante el calor de la acción, atacaron la retaguardia del enemigo, e hicieron una muy considerable matanza.
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