Los 65 mm del "Master" de P.T. Anderson, el 3D del "Gran Gatsby" de Baz Luhrmann, la aparatosa fantasía tridimensional del "Life of Pi" de Ang Lee, o los 48 frames por segundo del "Hobbit" de Peter Jackson, nos advierten que este otoño la ambicion no brillará precisamente por su ausencia en los principales títulos que ocuparán la primera plana de la cartelera internacional (y probablemente, los Oscar). Un grupo de mastodónticos artefactos cinematográficos a los que podríamos añadir la "Anna Karenina" de Joe Wright, cuyo rodaje ha sido concebido de forma un tanto experimental al ser rodado en una única localización a base de atronadores planos secuencia. 6 minutos de metraje resultan más que suficientes para comprobar la excelente esencia teatral y la apabullante propuesta formal con el que Joe Wright pretende tomar Venecia. Él mismo nos lo cuenta.