Selección poética de Ana Patricia Moya

Publicado el 26 agosto 2013 por Javier Flores Letelier

DE RODILLAS, DELANTE DE MI CAMA

De niña, tenía una cruz dorada clavada
en la carne; ahora, mis oraciones salpicadas
de culpa se reflejan en un rosario con cuenta
de lágrimas. Conciencia sin limpiar. Pedazos
ásperos que murmuro para mis adentros,
pecados de mi insignificante existencia.
Antes había terror: debajo de la cama estaba Dios.
Pero Dios no está. Ya no hay ni bondades ni castigos.
Tampoco creo en los poetas, ni en los políticos
ni en las putas promesas de amor eternas
ni tampoco en los hombres ni en las mujeres.

Mis plegarias, cantos de desilusión en la noche
cómplice de mis bajones, asoman en estas manos
la gran evidencia. Sólo creo en mi misma.

Porque es lo único que me queda.
 
PERROS Y PERRAS

I. Perra

Le meneas el rabo
a tu dueño;
a sus espaldas,
cobarde, me miras
con esos ojos de Husky Siberiano
y tu voluntad tamaño Chihuahua.
Buscas sus golosinas
para burlar la soledad
y rechazas el cariño
de manos honestas,
el que no te conviene.

Cuando te canses de jugar
con las pelotas de tu amo,
no busques el rastro de esta miserable
que te mostraba el corazón en la mano
y en la otra, un cuchillo oxidado,

la que jamás encontrará
compensación de tantos y tantos años
de lágrimas y cama vacía.

II. Perro

  Te hacías el desorientado
en la última estación del amor:
tu propietaria se resistía a despedirse de ti
y tú, no te decidías,

  me vigilabas desde el umbral,
deseando que yo agarrara
la cadena y el collar para amarrarte
y así evitar ser un triste vagabundo de emociones.

Los perros no saben estar solos,

  y yo soy incapaz de aferrarme al miedo.

III

Y que sigan ladrando:

  sólo deseo la compañía de mi sombra.
 
DEDOS

Mis dedos: delgados héroes vestidos
con anillos, heridos por astillas
de plata, ensuciados con la mierda
de cacharros milenarios, aburridos
de pasar cientos de páginas manuscritas,
doloridos por amontonar cajas y libros,
adaptados a diversos esfuerzos cotidianos
y caricias sometidas a temprana fecha de caducidad.

Los observo, convencida de su fuerza,
pero por orgullo no los admiro: son capaces
de gritar y llorar, en silencio.
 
  La poesía es mi vergüenza.
 
IDENTIDAD

Ésta soy yo:
la insomne que oculta la humedad
de su almohada,
la gilipollas que escribe poemas
tan patéticos como éste,
la miserable infeliz que se arrastra
por escuchar respuestas de tu voz.

Ésta soy yo:
la estúpida enferma que tuvo la desfachatez
de exponer sus latidos desnudos,

  la que no tiene coño de admitir
que está suplicando, miserablemente, por tu cariño.
 
DESPROPÓSITOS DE AÑO NUEVO

Seguiré fumando y bebiendo
venenos dulces.
Reafirmaré la maldición
de la bendita soledad.
Continuaré la huelga
de los platos vacíos al mediodía.
Lloraré a espaldas del mundo
entre mis sábanas:
jamás lo haré delante tuya
(te voy a despojar de ese puto placer).
Trabajaré como una burra
para obtener mi falsa independencia.
No haré deporte:
ya practico sadomasoquismo olímpico de rutinas.
Soñaré con el exilio imposible,
con el milagro del destino.

En mi lista de borrones desganados,
hay manchas que aquí no expongo.
No sé si hago esto por romanticismo tradicional
o porque mis dedos estaban aburridos.

  Todo será igual que siempre.
 
NUNCA

Sin pulso firme
descarno
la agonía
en pedazos.

  Yo no soy poeta:

yo violo mi angustia
hasta que mis dedos tiemblen

  en el borde del abismo.
 
ADÁN Y EVA

Me distancié del paraíso.

No es que prefiera la soledad:
he optado por tolerar sólo el daño
que me haga a mí misma.
 
TRIPAS

Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene
(Alejandra Pizarnik)

I

Los lugares más fríos no son Islandia, ni Siberia, ni Groenlandia. Disecciona con la navaja del recuerdo el esternón: sólo hay escarcha.

II

Ser la otra te posiciona en dos categorías: la superior, cuando eres novedad, la inferior, cuando eres comodín. No sé si me valoro lo suficiente o me siento muy sola.

III

Calidez admitida en besos y abrazos: las palabras, accesorias para la excitación. Teatralidad del que reclama piel ajena cuando la otra parte de la cama está vacía.

IV

Amor: mi nombre en tu boca. Y todo es falso. Opto por callar. El silencio es más elocuente: entre tus brazos, sólo siento.

V

Besas y golpeas mi pecho. No hay dolor: fina capa de hielo recubre un órgano latiendo lentamente, mentiroso. Sólo mis tripas son honestas.

VI

Mi espalda. Es tuya. Vértebra a vértebra. Nervio a nervio. Soporta tu peso. Soporta la hipocresía. Es lo único que puedo ofrecer: no quiero entregar un corazón podrido.

VII

Cadáveres. Mis huesos, mis músculos, mi piel, son cadáveres en tus manos. No hay latidos: soy amor muerto. Soy nada.

VIII

Mis entrañas se retiran del campo de batalla. Sábanas mojadas: banderas blancas para la pecadora. Mi orgullo herido. Saboreamos la derrota. Soledad resguardada en lo más hondo de mí, masticándome las tripas, remordiendo conciencia enjuagada con sudor.

  Aspiro a imposibles
 
Sobre la autora

(Córdoba, España, 1982). Estudió Relaciones Laborales y es Licenciada en Humanidades por la Universidad de Córdoba. Actualmente, estudia y se busca la vida como puede. Directora y coordinadora de Editorial Groenlandia (proyecto cultural sin ánimo de lucro especializada en edición digital). Autora de “Cuentos de la carne” (relatos), “Bocaditos de realidad” y “Material de Desecho \ Mierda en el corazón” (poemarios). Sus poemas y relatos aparecen en diversas publicaciones, impresas y digitales, de España e Hispanoamérica, así como en antologías (“Heterogéneos”, Editorial Escalera; “La vida por delante, antología de jóvenes poetas andaluces”, Ediciones en Huida; “Nocturnos: antología de los poetas y sus noches”, Origami; “Poetrastros: por favor, tratad con cariño”, Editorial LVR; “Lo que habita en el cristal”, Cinosargo, etc), blogs literarios y páginas Web. Alguna que otra mención ha obtenido por sus despropósitos lírico-narrativos. Ha sido traducida parcialmente a seis idiomas. Misántropa, huraña, ermitaña: un personaje entrañable.