Solemos creer que para ser felices debemos hacer o cumplir con aquellas cosas que el mundo describe como correcto, y es esto lo que nos produce ese miedo a tomar decisiones que vayan en contra del mismo.
Nos sumergimos en un juego, el cuál suelo llamar la busqueda del tesoro. Buscamos el matrimonio ideal, la profesión perfecta, la personalidad correcta, y así buscamos y buscamos un mundo de cosas aunque éstas nos hagan miserables, siendo ésta la mayor ironía.
De esa manera llevamos la vida hasta el punto de que sentimos que no nos pertenece, es ajena.
Los miedos y el que dirán nos acorralan como una manada de leonas a una gacela perdida. Esta situacion nos lleva a la conformidad y nos siembra en la costumbre, la cual puede ser la peor de las carceles si se lo permitimos, y gritamos tras los barrotes mientras vemos como se desbaratan nuestros sueños de juventud. En este proceso algunos suelen resignarse, otros se frustran he incluso hay quienes buscan una llave para esta prisión a través de los hijos, lo que quizas sin querer los lleve a repetir el mismo ciclo.
hablar de la felicidad plena es un tema tan complejo que a veces creo que es por eso que saludamos preguntando ¿como estás? pero casi nunca si eres feliz.