Semana dedicada a Capote, Wells y Hesse

Publicado el 10 agosto 2010 por Letransfusion

Esta semana tenemos a los siguientes autores:

Truman Capote (Nueva Orleans 1924 – Los Ángeles 1984) periodista y escritor estadounidense.

Dr. Atl (Guadalajara, Jalisco1875 – Ciudad de México 1964) pintor y escritor mexicano cuyo nombre real fue Gerardo Murillo.

Grazia o Grazzia Deledda (Nuoro, Cerdeña 1871 – Roma 1936) escritora italiana.

Sir Walter Scott (Edimburgo 1771 – Abbotsford 1832) escritor inglés.

Elias Canetti (Bulgaria 1905 – Zúrich 1994) escritor aleman.

H. G. Wells (Reino Unido 1866 – Londres 1946) escritor británico.

Thomas Mann (Lübeck 1875 – Zúrich 1955) escritor alemán.

José Lezama Lima (La Habana 1910 – 1976) escritor cubano.

Hermann Karl Hesse (Alemania 1877 – Suiza 1962) escritor, poeta, novelista y pintor suizo de origen alemán.

Y de todos ellos estaremos dedicando esta semana a Hermann Hesse, H. G. Wells y Truman Capote.

De Truman Capote encontré el siguiente relato breve:

Una navidad

PRIMERO, UN BREVE PREÁMBULO autobiográfico. Mi madre, mujer excepcionalmente inteligente, era la chica más guapa de Alabama. Todo el mundo lo decía, y era verdad. A los dieciséis años se casó con un hombre de negocios de veintiocho que provenía de una buena familia de Nueva Orleans. El matrimonio duró un año. Ella era demasiado joven tanto para ser madre como para ser esposa; era además demasiado ambiciosa: quería ir a la universidad para tener una carrera. De modo que dejó a su marido; y, por lo que a mí se refiere, me puso al cuidado de su numerosa familia de Alabama.

Seguir leyendo: http://www.elmundo.es/magazine/num165/textos/truman.html

De H. G. Wells:

EL PAIS DE LOS CIEGOS

A más de trescientas millas del Chimborazo y a cien de las nieves del Cotopaxi, en el territorio más inhóspito de los Andes ecuatoriales, se encuentra un misterioso valle de montaña, el País de los Ciegos, aislado del resto de los hombres. Hace muchos años, ese valle estaba tan abierto al mundo que los hombres podían alcanzar por fin sus uniformes praderas atravesando pavorosos barrancos y un helado desfiladero; y unos hombres lograron alcanzarlo de verdad, una o dos familias de mestizos peruanos que huían de la codicia y de la tiranía de un malvado gobernante español. Luego sobrevino la asombrosa erupción del Mindobamba, que sumió en las tinieblas durante diecisiete días a la ciudad de Quito, y el agua hirvió en Yaguachi y todos los peces muertos llegaron flotando hasta el mismo Guayaquil; por doquier, a lo largo de las pendientes del Pacífico, hubo derrumbamientos y deshielos veloces e inundaciones repentinas, y una ladera completa de la antigua cumbre del Arauca se desprendió, desplomándose con gran estruendo, aislando para siempre el País de los Ciegos de las pisadas exploradoras de los hombres. Pero uno de estos primeros pobladores se hallaba por azar al otro lado de los barrancos cuando el mundo se estremeció de un modo tan terrible, y se vio forzosamente obligado a olvidar a su esposa y a su hijo y a todos los amigos y pertenencias que había dejado allá arriba, y a empezar una nueva vida en el mundo inferior. Volvió a empezarla, pero enfermo; le sobrevino una ceguera y murió en las minas a causa de los malos tratos. Pero la historia que él contó engendró una leyenda que ha perdurado a lo largo de la cordillera de los Andes hasta nuestros días.

Seguir leyendo: http://es.wikisource.org/wiki/El_pa%C3%ADs_de_los_ciegos

De Hermann Hesse:
El lobo estepario (dos fragmentos)

“La mayor parte de los hombres no quieren nadar antes de saber ¿no es esto espiritual? y no quieren nadar, naturalmente! Han nacido para la tierra, no para el agua y, naturalmente, no quieren pensar, como que han sido creados para la vida no para pensar. Claro y el que piensa, el que hace del pensar lo principal ese podrá acaso llegar muy lejos en esto, pero ese precisamente ha confundido el agua con la tierra, y tarde o temprano se ahogara.”

“El hombre no es de ninguna manera un ser firme y duradero, es más bien un ensayo y una transición, no es otra cosa sino el puente estrecho y peligroso entre la naturaleza y el espíritu. Hacia el espíritu, hacia Dios, lo impulsa la determinación más íntima; hacia la naturaleza en retorno a la madre, lo atrae el más íntimo deseo: entre ambos poderes vacila su vida temblando de miedo”

Descarga el libro completo: http://geniomaligno.com.ar/scripts/PafileDB/index.php?act=view&id=125