¡RAYOS Y CENTELLAS!
Si Kick-Ass (2010), Defendor (2009) y Super fueran las tres mellizas, Super sería Teresa, la más inteligente de las tres, aunque a veces cueste distinguirla de las demás. James Gunn, un chiflado cineasta cuyos inicios se remontan a la productora Troma, nos trae su personal visión de cómo debe ser una comedia negra de superhéroes, y aunque el tema parece estar sobreexplotado, la verdad es que el tipo le pone suficiente energía, inventiva y mala leche, como para lograr que la cosa funcione, además de contar con un par de ases en la manga como Rainn Wilson (The Office) y Ellen Page (Juno), dos carismáticos actores que le otorgan un plus a la función. La historia es la de un tipo bastante vulgar que tras una revelación decide ponerse un traje de superhéroe y salir a la calle para partirle el cráneo a los malos. Si los Blues Brothers estaban en una misión de Dios, nuestro amigo que le golpea a la gente en la cabeza por colarse en el cine también. A partir de aquí, mucho humor y violencia a cargo de una ácida comedia que llega a los títulos de crédito sin defraudar.
LA VENGANZA ES UN PLATO QUE SE SIRVE CON ARROZ
Al ver esta película tenía la sensación de estar frente a uno de esos grandes hitos del cine de psicópatas, la cinta no carece de méritos para ello; tiene un buen duelo interpretativo, una opresiva atmósfera, una puesta en escena llena de inventiva, una tensión bien gestionada y un tema contundente, el de la venganza. La película puede alardear también de poseer algo que echan en falta muchas otras cintas de hoy en día, me refiero a un buen número de secuencias con la capacidad de impactar en el espectador, pero la crudeza y brutalidad de estas escenas terminan por eclipsar las demás virtudes del filme. La filmografía coreana es muy dada a la exageración, y I saw the devil posee unas explosiones gore demasiado recargadas, donde la ultraviolencia ejerce el efecto contrario a lo esperado y acaba por desdramatizar el relato. A pesar de ello nos encontramos con un filme que representa todo un valor seguro en un festival como el de Sitges, debido a sus innegables valores cinematográficos y a su condición de producto destinado a los amantes de emociones fuertes. Yo por mi parte confieso habérmelo pasado de miedo en la sala.
EL COCHE FANTÁSTICO
¿Es un pájaro, es Supermán, es Spider-man, o es Herbie? No, señores, ¡es un Volga que vuela a propulsión gracias a un nanocatalizador! Y llegará a las manos de un joven estudiante al que le sacará partido para su trabajo de repartidor de flores; pero se las tendrá que ver con el villano de la película que tiene otros motivos para utilizar ese nanocatalizador: conseguir perforar en los cimientos geológicos de la ciudad para conseguir unos diamantes. Ahí queda eso. Un simple argumento que ni siquiera sirve para intentar pasar un rato entretenido, salvo alguna escena de acción donde los efectos especiales del coche quedan bien resueltos. Y es que Black Lightning (Rayo Negro), de producción rusa, es una típica película con la que seguramente hubiera disfrutado en mi infancia, pero que ahora uno se da cuenta de sus fallos en el guión y de su sentido del humor tan sobado y malo. A todo esto, también hay que decir que es una gran copia del Spider-man antes mencionado por varios motivos, como que el protagonista tiene un amigo rico, el cual tiene una novia que le gusta, o como que nuestro héroe se convertirá en un nuevo justiciero gracias al Volga; y por muchos más detalles que no se pueden revelar (por si hay alguien interesado en verla). Curiosamente, ya se está preparando el remake norteamericano, que me da a mí que se parecerá más a Transformers (2007).