En realidad esta semana no debería de existir y digo esto porque nuestros partos SIEMPRE deberían ser respetados como lo que son, como un proceso natural, como una parte más de nuestra sexualidad femenina, como un momento íntimo y especial que solo viviremos pocas veces en nuestra vida.
Dicen que cuando das a luz, es tal la cantidad de "hormonas del amor " que tienes en tu cuerpo, que en muchas ocasiones te metes tanto en ese mundo maravilloso al tener a tu hijo/a por fin en brazos que no piensas en tu parto, lo idealizas, todo te resulta maravilloso y recuerdas de tu parto solo la parte en la que por fin ponen a tu hijo sobre ti. Es con el paso del tiempo cuando vas recordando, vas siendo consciente del parto que viviste, de lo mucho o poco respetada que te sentiste, de cómo fue todo, de cómo te trataron, de quién estuvo a tu lado y de cómo te sentiste tú en cada momento. Y es cierto, así sucede, al menos así ha sido en mi caso.
Cuando das a luz y ya tienes a tu bebé contigo parece como si ya nada más importara, como si nada de lo sucedido hasta ese momento tuviera repercusiones en nosotras, pero sí que las tiene y no solo en nosotras, sino también en nuestros bebés.
El modo en el que hemos traído al mundo a nuestros bebés repercute en nosotras mismas y en ellos. Marcará nuestras vidas.
Tengo dos hijos . Casato de 4 años y mi pequeña princesa guerrera que acaba de cumplir 1 añito. He vivido dos partos, ambos con final feliz pero con un recorrido totalmente diferente.
Un parto provocado a las 39 semanas por,supuestamente, tener poco líquido amniótico, con gotero de oxitocina artificial, bolsa rota por la matrona, miles de tactos dolorosísimos, maniobras horribles no autorizadas por mí y con amenazas si me movía de dónde me encontraba. Mi primer parto y NO fue un parto respetado.
Lo sentí horrible en aquel momento, al igual que lo recuerdo ahora. Pero, como he dicho antes, tuvo que pasar algún tiempo desde el mismo para ser consciente de que no me habían respetado, que me trataron de manera paternalista, sin respeto, que no pude decidir sobre mi propio parto, que sufrí mucho por mí y por mi hijo "gracias" al personal que me atendió. La única que recuerdo con relativo cariño fue a la matrona que me atendió durante la fase activa del parto y el expulsivo, pues, dentro de lo que los de arriba le permitían intentó hacerlo lo mejor que pudo y así me lo hizo sentir.
Y al cabo del tiempo, quedé de nuevo embarazada, un embarazo buscado, deseado. Y todos esos fantasmas del pasado fueron apareciendo en mi mente conforme mi embarazo iba avanzando. Tenía miedo, sí, de volver a sentir tanto sufrimiento innecesario.
Me enfrentaba ante el terror de sentirme de nuevo una niña indefensa de la que estaban abusando, porque así me sentí.
De hecho quería parir en casa, era casi una obsesión, no quería el hospital...solo quería que me dejasen parir tranquila. Pero mi economía no me lo permitió.
Y por ello decidí redactar mi propio plan de parto personalizado a mis preferencias y deseos, esperando que por una vez se me escuchase, respetaran mi derecho a decidir sobre mi cuerpo y sobre mi parto y sobre como quería que mi bebé fuera tratada. Cuando lo entregué me encontré con personal que no sabía qué era eso, que nunca habían registrado ninguno, que no sabían cómo recogerlo y que lo único que hicieron por mí fue llevarlo a secretaría para que lo metieran en mi expediente. No tenía muchas esperanzas,la verdad...
Pero parece que en secretaría había alguien competente que, al ver que mi plan llevaba adjunta una carta dirigida al jefe de obstetricia, se lo llevaron a su despacho y este lo leyó.
Cual fue mi sorpresa cuando una mañana recibo una llamada de la secretaria del jefe del servivio de partos diciéndome que este quería hablar conmigo personalmente. Como me faltaba poco para dar a luz y tenía muchas, muchísimas contracciones, le dije que no sabía cuando podría ir así que me lo pasó telefónicamente y así pudimos hablar.
Se mostró en todo momento respetuoso y receptivo a todas mis peticiones, me aclaró muchas cuestiones que me preocupaban y me desmintió otras muchas que me habían dicho en la visita al hospital maternal y que descubrí que eran mentira, como por ejemplo, en la visita me dijeron que no disponían de "correas" inhalámbricas tal y como tenía yo entendido y el jefe de obstetricia me confirmó que claro que existían, pero el problema es que no todo el personal que hay saben usarlas y por ello me dijeron que no tenían, así se quitaban de en medio el problema... (esto dice mucho de la profesionalidad de algunas)
El 14 de mayo de 2013 me puse de parto de madrugada, tenía decidido aguantar en casa todo lo que pudiera, así lo hice durante unas horas, disfrutando de la compañía de mi hombre mientras mi cuerpo se preparaba para el gran momento. Pero a las 4 de la madrugada rompí aguas y venían teñidas, muy teñidas, casi en puré de guisante, así que tomamos la decisión de ir al hospital. Llegamos a las 5 al hospital y os confieso que iba muerta de miedo, pues al romper aguas y más así pensé que me provocarían de nuevo el parto.
Pero resultó que ya estaba dilatada 4cm y mi trabajo de parto ya había comenzado así que nada de inducciones ni de prisas ni de amenazas...y mi cuerpo se relajó y todo fue estupendo, tanto que duró bien poco.. :)
Durante las horas que duró mi trabajo de parto he de decir que me respetaron en todo, no solo me permitieron beber sino que eran ellos los que me traían latas de Aquiarius fresquitas, me permitieron moverme y estar en el suelo aun con las correas puestas, fui al baño montones de veces, pedía que me desconectaran para r una y otra vez y nadie en ningún momento se quejó ni me dijo que no. Me hiceron los tactos justos y necesarios, nos dejaban intimidad, a solas, con la puerta cerrada, nos hicieron protagonistas de mi parto y dio "nos hicieron"porque también lo hicieron con mi marido, que pudo participar activamente en todo momento.
Respetaron todas y cada una de mis decisiones y mis deseos, sin chistar y si algo no lo veían bien me explicaban el porqué sin hacerme sentir inútil ni mala madre, sin infantilizarme, dándome razones de peso y con respeto.
Y a las 9:50 horas de la mañana nació mi pequeña y aunque ahí hubo un par de cosas que no respetaron (las pedriatras una vez más, no la matrona), el expulsivo también fue tranquilo, respetado, sin episiotomía, sin desgarros, a mi ritmo y con calma.
Como podéis sacar de esta última historia, aun hoy,después de un año, recuerdo mi último parto con cariño y felicidad. Siento que me respetaron, que me tuvieron en cuenta, que me escucharon y que nos dieron a mi hija y a mí el protagonismo que nos merecíamos.
Mi segundo parto SI fue respetado.
Porque un parto respetado no significa necesariamente que deba ser un parto en casa o en el agua o vertical.. un parto sin epidural, sin ninguna medicalización (a veces es necesaria de verdad), un PARTO RESPETADO es aquel en el que se respeta a madre y bebé, no se maltrata, no se infantiliza, no se amenaza, cuando se observa y se cuida sin molestar, se informa de cada actuación dando motivos para ello,se pide consentimiento de cualquier maniobra o acto que vayan a realizar con la madre o bebé, un parto respetado lo es cuando se respetan los tiempos de cada mujer y bebé, cuando se fomenta la intimidad de la mujer que pare, cuando se le hace protagonista de su propio parto, cuando se implica al acompañante como parte esencial de ese parto. Cuando se RESPETA.
Así que en esta semana puedo decir que por fin pude tener un parto respetado, quizá no fue el parto que esperaba, ese que tenía tan idealizado y que quería lograr, pero me sentí bien y sigo sintiéndome con el paso del tiempo y eso es lo importante.
Exigid vosotras también ese respeto que os merecéis. No sois enfermas, sois mujeres pariendo, el acto más hermoso y natural que existe.