Ahora que estamos en la tan llamada Semana Santa, surgen en mi, pensamientos constantes acerca de la tan llamada festividad, y en mi televisor, numerosos programas dedicados a la pasión y muerte de Cristo.
No, no, no. Hoy no me dedicaré a opinar sobre cuál es "la verdad verdadera", mucho menos a criticar que me quiten a " Los Simpson" para colocar un enlace en vivo y en directo que transmite la recreación de dicho suceso por sus encarnizados fieles. Sólo quiero comentar algo que miré y me dejó pensando.
El delicioso, jugoso, exquisito y siempre efímero poder, fue uno de los causantes de la disputa entre Caín y Abel.
Algunos dicen que fue su hermana la causante de dicha pelea, que ambos (por necesidad, de esa época) necesitaban una pareja, y la única disponible para preservar la especie, era su hermana.
Otros dicen que fue porque Dios tuvo predilección por las ofrendas de uno más que del otro. En fin, yo lo resumiría al poder, a que simplemente uno quería ser superior al otro y obtener todo lo del otro: la mujer, las tierras, el respaldo del todopoderoso.
Todo eso (nótese que no soy religioso) creo que aplica en la actualidad. No digo que algo no sea cierto, que lo sea, o que sea un simple cuento fantástico producto del legado y el intelecto humano, sólo digo que hay cosas que se relacionan de esa historia con acontecimientos o personas de la actualidad.
Si algunos matamos por poder, ¿por qué hemos de ser diferentes a Caín? Somos celosos de que las personas nos superen, y a veces, en ese festín de odio y admiración en ciclos confusos, simplemente optamos por callar a aquella causa de nuestro caos.
Es una sensación muy agradable el sentir que uno está por encima de las cosas, que es el que lleva las riendas de algo, pero en ocasiones se vuelve una pesadilla.
Las veces que solemos discutir por mantener cierto status quo, no son más que simples desvaríos y pataleos de personas que creemos que no existe algo más valioso que el poder.
Y es que éste no significa necesariamente dinero, influencias o fuerza física. En muchas ocasiones significa querer mantener una posición o un argumento que no pueda ser arrebatado o discutido. Y eso, no existe. Es como querer ser invencible en algo, pero jamás sucederá. Las situaciones cambiarán millones de veces a través de la vida de una persona y jamás lograremos mantener la misma posición porque todo cambia.
No sé si yo tenga poder. En realidad, no creo que mucho y la verdad no me interesa. Lo único que tengo quizás, son mis ideas y mis sueños. Sin ellos no soy nada. ¿Poder? No, no me interesa.
Millones de personas mueren cada año, hay conflictos, hay decisiones, y los ciclos, como tales, se repiten y se repiten. Todos ellos por poder. Pueden ser la herencia de los primeros conflictos (según la Biblia) de Caín y Abel. Pero tampoco me interesa.
Me interesa el estar tranquilo, sin poseer nada material ni las mentes de otros, peleando por mi propia cuenta para defender lo único que soy: un montón de pensamientos errantes que sólo tienen carne y un poco de sangre.
Sigamos luchando y luchando por un poquito de poder, quizás eso nos recuerde Semana Santa. Dejar de comer carne, irnos de vacaciones, y recordar que casi siempre clavamos en una cruz, todo aquello que nos hace sentir especiales. ¿Poderosos o suicidas?