A pesar de la larga tradición que existe en España, apenas un 30% de la población participa de las celebraciones religiosas, mientras que para el resto se trata de un período vacacional de ocio y viajes que, a menudo se utiliza para visitar lugares de origen de aquellos que se desplazaron de su hogar en el pasado. Unos y otros celebran, sobre todo, tradiciones antiguas.
La perpetuación de las tradiciones tiene un valor intrínseco, identitario y de cohesión familiar. Y esos son valores que se trasmiten a los niños. Entendemos que en ello hay efectos beneficiosos para la educación y el desarrollo de los niños y, por eso, desde aquí os deseamos unas buenas fiestas de Pascua.
X. Allué (Editor)