Nos gustan los cafés con encanto, esos rincones en los que el tiempo se detiene en la gran ciudad y puedes guardarte unos minutos para tí. Si además, en uno de ellos pone su "saber hacer" una amiga, entonces... ¡hay que ir!.
El otro día os hablábamos de De la Riva, pues bien, el mismo día de esa comida, nos dimos una vuelta por Migas, apenas a unos cientos de metros... y mereció la pena.
El cruce de la Calle Costa Rica con Príncipe de Vergara está ocupado por la Plaza de la República Dominicana. Esto, a quien no viva en Madrid o no conozca la zona no le dice nada. Me explicaré.
Lugar de incesante tránsito y también residencial, miles y miles de personas a diario van y vienen de o al trabajo. Hombres y mujeres de negocios y turistas entran y salen de los hoteles de la zona de la Castellana y miles de actividades se concentran en la zona. Es uno de esos lugares en los que todo el mundo parece que tiene mucha, pero que mucha prisa y en todo este maremagnum, está Migas.
Migas es un obrador, una panadería, una cafetería un... bueno, es todo eso y algo más, puede que sí, pero Migas es, sobre todo, un oasis, un remanso de paz en la gran ciudad.
Los vecinos de la zona compran cuando vuelven del trabajo, los que trabajan allí, lo hacen cuando se van, y todos, todos ellos buscarán alguna excusa para parar en algún momento y regalarse unos minutos en su minúsculo y coqueto salón.
Yo lo haría.
Migas no surge de una tradición centenaria, responde más bien a una idea empresarial moderna en la que un socio inversor tiene unas ideas muy claras y pone el obrador en manos, nada más y nada menos, que de nuestra amiga Elisa, sí, "la que se le va la olla" en semevalaolla.net, o eso dice, porque a mi no me lo parece, yo creo que lo tiene muy clarito, no hay más que ver lo que nos ofrece en sus vitrinas y que ha sido una de las ganadoras del concurso "Chocolateando" de Canal Cocina.
En fin, que nos gusta encontrarnos con islotes de placer y relax en medio de la vorágine de la gran ciudad y si al frente de uno de ellos nos encontramos con una amiga de la que podamos dar fe de su buen hacer, pues... ¡mejor que mejor!
¡Chisssttt!, se dice, se comenta, que no puedes irte de Migas sin probar las mini "carrot cake" que prepara Elisa. Pero aviso, ¡son altamente adictivas!.