Brasil-Alemania
Se presentaba como una eliminatoria emocionante. Todo el país brasileño estaba paralizado a la espera del gran partido.
Brasil, debido a la ausencia de su goleador Neymar y su capitán Thiago Silva, los otros nueve comparsas decidieron no presentarse. Incluido el incompetente Scolari.
Por parte de Alemania, Joachim Low, tras la oleada de críticas recibidas después del partido contra Argelia, deshizo numerosos cambios y parece haber vuelto a la tierra a tiempo.Khedira volvió a la titularidad desplazando al lateral derecho al desubicado Lahm, Tomas Muller, (curiosamente el único experimento que estaba funcionando), volvió a la banda, Schweinsteiger recogió el manejo del equipo de nuevo y el perdido Mario Götze, sobre el que nos preguntábamos en el artículo anterior de qué jugaba, se vio relegado al banquillo, siendo ésta la asignatura pendiente del inconstante Low.
El resultado: victoria un tanto aleatoria ante Francia y una paliza histórica contr Brasil, que le perfila como claro favorito en la final.
Argentina_Holanda
En Holanda, Van Gaal diseñó la estrategia anti-Messi a la perfección, como se esperaba. Defensa mixta, con marcaje individual de De Jong que le persiguió por todo el campo, ayudado de los defensas, que se situaron en zona, pendientes de la posible fuga del argentino. Y lo consiguieron, Messi desaparecido, Argentina neutralizada y procurando que el balón lo tuviera Argentina.
En el conjunto argentino Sabella, con un sistema diferente, adquirió la misma forma de juego que Holanda, replegados en zona para que Robben no tuviera espacios, lo que dejaba a Holanda neutralizada pero dejando que el balón lo tuviera Holanda.
Así que, con estos planteamientos tan similares resultaba la siguiente fórmula: Estrategia perfecta + ejecución perfecta (por ambas partes) = tedio para el espectador.
Las dos selecciones, con sistemas diferentes, diseñaron el mismo tipo de juego. La pizarra les funcionó a los entrenadores a la perfección, ambos son los dos entrenadores más estratégicos del mundial junto con Tabárez y San Pauli, que ya no están.
Regalaron la posesión del balón al rival y se dedicaron a tener bien sujetos los puntos ofensivos del otro. Cambiaban de banda a sus jugadores, como Lavezzi y Kuit, que jamás coincidieron en una banda como si se hubiesen puesto de acuerdo en que sus jugadores más ofensivos de carril nunca se viesen. Enzo siempre estuvo en la de Kuit y Lavezzi en la de Blind, pese a que alternaban de banda.
Por tanto, a la espera de un fallo individual de un jugador, un rebote o una jugada a balón parado (bien preparadas defensivamente también), que no se produjeron, nos fuimos a los penaltis.
La lesión de De Jong no influyó en el juego pero a buen seguro sí en la pizarra de Van Gaal, que se vio obligado a agotar un cambio, lo que no le permitió posteriormente sacar al recién denominado especialista Krul en los penaltis.
Los penaltis llevaron a Argentina a repetir una final más con Alemania, la gran favorita para muchos debido a su talento y potencial; pero ojo, Alemania dejará más libertad a Messi y esto puede pagarlo caro. El mejor jugador de todos los tiempos intentará conseguir su corona.