La Seminci comienza mostrando las cartas de su sello de identidad: cine de autor y una óptica un tanto oscura y dramática para mirar la vida. Ha sido Mar Coll la encargada de levantar el telón de esta 58ª edición de la Semana. La directora catalana nos ha ofrecido “Todos queremos lo mejor para ella”, drama intimista sobre una mujer que trata de salir adelante tras un accidente que la dejó con cojera de una pierna, con secuelas neurológicas evidentes y con una herida en el alma… que es lo más difícil de recomponer. En vano de esfuerzan el marido de Geni y su familia por devolverla a la vida ordinaria y a la de antes, porque la tarea resulta ardua y en ese recorrido se le presentan otras opciones que el pasado no contempló. Son vías para superar el shock emocional en que se halla, para encontrar el camino perdido, para vivir una vida… improvisando y recuperar do ilusiones de juventud.
Los primeros planos hablan ya del talento de esta joven directora, y de su mirada sensible y con una insospechada madurez y personalidad para su edad. Mar Coll sabe mover la cámara y detenerla para penetrar en lo más profundo de sus personajes, escuchar sus penas y que ese sufrimiento se haga presente con la mirada y con el silencio. Buena planificación y preciso montaje para una serie encadenada de secuencias que permiten ver los inútiles esfuerzos de esta mujer por volver a coger el tren de la vida. La otra responsable de esta pequeña joya de cine es Nora Navas, actriz que pone rostro al dolor, que sostiene cada plano de la película y que permite ver que, tras una apariencia de optimismo, corren ríos de dolor e insatisfacción. Hay mucha sutilidad para contar y un aliento triste y grave en la historia.
A pesar de que la directora habló de comicidad del absurdo en una mujer que casi inconscientemente se niega a vivir del pasado… la realidad es que el drama oscurece cualquier atisbo de luminosidad. Y es que el desconcierto en que vive Geni solo le permite asumir su situación presente, y sus fugas se quedan en intentos por agarrarse a unas tablas del pasado que ya no le resultan suficientes. Y un final abierto que puede entenderse como búsqueda de una salida o como liberación de un miedo, para una película tan seria y profunda como triste y oscura. De poco sirve esa música jovial que pretende reflejar un espíritu positivo, porque las tinieblas parecen sofocar tan buenos deseos y hacerla desaparecer.
En la Sección Oficial pero fuera de concurso, pudimos ver la última película de Paul Schrader, “The Canyons”. Con una estética televisiva de los años setenta y una música machacona y estridente, con una cámara que se deja ver de manera barroca y excesiva, con un tedio que llega a abrumar y agotar, el norteamericano vuelve a traernos personajes enfermizos y depravados que se mueven en un mundo malsano de engaño, celos, infidelidad y sexo. Pesadez para historias de desconfianza y venganza, de explicitud y ausencia de sutileza en la puesta en escena, y de unas interpretaciones tan superficiales como sus personajes. La película no anima, ciertamente, a revisitar algunos de los títulos de la retrospectiva que la Seminci le ha preparado.
En las imágenes: Fotogramas de ”Todos queremos lo mejor para ella” – Copyright © 2013 Escándalo Films. Todos los derechos reservados. Fotografía de la rueda de prensa de la película en la Seminci’58.
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Publicado el 19 octubre, 2013 | Categoría: Año 2013, Opinión, Seminci
Etiquetas: Mar Coll, Nora Navas, Paul Schrader, The Canyons, Todos queremos lo mejor para ella