Teníamos ganas de hacer esta ruta que discurre por la ribera del Río Boeza y que une dos localidades: Ponferrada y San Miguel de las Dueñas. La senda se habilitó hace algunos años por iniciativa desinteresada privada y con el apoyo de sendos Ayuntamientos.
La Senda de los Canteros transcurre por un sendero amplio y que tiene una dificultad baja-media. La mayor parte del trazado es sencilla, con ligeras subidas y bajadas, aunque en el tramo más cercano a San Miguel tiene algunas rampas que se hacen un pelín complicadas, sobre todo debido a la arena de granito que hay en el camino, por la que es relativamente sencillo resbalar.
En nuestro caso la ruta se hizo en familia, con niños de diferentes edades. La senderista más pequeña, de seis años, llegó un poco cansada, pero la pudo realizar sin problema. Es aconsejable hacerla en días de poco sol o a horas tempranas ya que algunos tramos quedan descubiertos de vegetación y si el sol es fuerte, puede ser molesto.
Senda de los Canteros
El coche se puede dejar en el Parking de la Estación de Servicio la Peregrina o en el Parking del antiguo cementerio del Carmen. Si no queremos hacer la ruta de ida y vuelta, como en nuestro caso, optamos por llevar varios coches al Parking del Convento de San Miguel de las Dueñas y regresar en uno único para emprender la ruta juntos (Lleva apenas 25 minutos ir y volver).
La ruta parte desde la Avenida de Molinaseca, justo al terminar la calle y comenzar la carretera, antes de llegar al paso bajo las vías, se coge el margen izquierdo al lado de la vía del ferrocarril durante un corto recorrido.
Los primeros metros transcurren en llano y entre huertas, también cerca del poblado de viviendas de los antiguos trabajadores del MOPU, que, por cierto, tienen una envidiables vistas a la tebaida berciana, siguiendo siempre junto a la vía llegamos a un indicativo, hecho con un poste antiguo de telégrafos, que nos guía hacia el inicio de la ruta.
Enseguida nos metemos entre robles de pequeño porte, encinas y jaras, melojos etc… vegetación típica de El Bierzo, que nos acompañará durante toda la ruta y ahí comienza esta senda que antaño utilizaban los lugareños para unir las dos poblaciones y que también servía de salida al granito que los canteros que trabajaban en la zona, extraían de las desaparecidas minas.
Es fascinante imaginar como hombres recios de otros tiempos labraron el granito en esta zona, que se aprovechó para las ruedas de molinos de muchos pueblos, para la minería romana, para hacer sillares, mochetas, canecillos y las más variadas piezas con las que se construyó, por ejemplo, el Monasterio de San Miguel de las Dueñas, o los principales edificios históricos de Ponferrada y su entorno. Con este granito se realizó la fachada del Ayuntamiento de Ponferrada y también lo utilizó Antonio Gaudí para la realización del Palacio Episcopal de Astorga.
La senda es muy agradable a la vista, a nuestra derecha, al otro lado del cañón del Río Boeza veremos algunas de las viviendas de la urbanización Patricia. Poco a poco nos iremos alejando de todo vestigio de civilización, salvo el ferrocarril que nos acompañará más o menos cerca, durante todo el recorrido.
Grandes piedras de granito, algún vago vestigio de la minería de la zona y tres pequeños regueros que están perfectamente superados por puentes de madera. A mitad de camino encontraremos el pequeño embalse de Montearenas, donde el Río Meruelo cede su agua al Boeza.
A lo largo del sendero, hay varios miradores como el “Mirador Pelayo” que nos deja ver parte del cañón del río, también algún desvío que sube hacia la carretera de Montearenas, pero no dan lugar a confusión. ¡Ah! y verás indicativos del camino de Santiago, que también por esta senda busca encontrarse con la tumba del apostol.
La senda tiene unos seis Kilómetros hasta el punto donde podemos dar la vuelta ya que el camino se separa del río, o bien podemos tomar otra, cuesta arriba, que nos llevará a la “fuente Cimera” y de ahí al pueblo de San Miguel de las Dueñas. Este recorrido supera los ocho kilómetros y medio. Entraremos por el fondo del pueblo a la espalda del monasterio.
El tiempo utilizado en nuestro caso fue superior a las cuatro horas ya que paramos a comer en la fuente y también realizamos algunas pausas durante la ruta, para beber agua y reponer fuerzas.
Links: