Séneca

Por Ciryab

De siempre me ha llamado la atención la palabra senequista, y aún más su significado – no confundir con Senequismo que son palabras mayores-  Puesto a indagar sobre el tema  –hay vida más allá de la Wikipedia-  uno encuentra definiciones para todos los gustos:Es pensar mucho, pero no hacer nada El que tiene parquedad al hablar y contención de gestosPor su ingenio y no por sus muchos estudios, pues incluso cabe que este Séneca popular sea analfabetoEl industrioso que no cursa ninguna maestría, pero al que la vida y los infortunios le doctoran en el arte de sobrevivirEse que nunca se contenta y siempre tiene algo que criticar… se podría seguir casi hasta el infinito y no encontraríamos nada favorable, ¡con razón no me gusta la palabra!
Luego está lo del nacimiento de Séneca, no existe nada que afirme que nació en la Corduba Romana, si bien su familia, los Anneos, eran oriundos de la Colonia Patricia… ¡pero bueno! Séneca era cordobés y punto.
En Córdoba hay dos monumentos a Séneca, uno tiene un marco ideal, el de la Puerta de Almodóvar, obra de A Ruiz Olmos -1965- y que sin ser entendido en la materia, no me gusta, lo encuentro bastante simple. Este monumento fue costeado por el torero Manuel Benítez. La cabeza de este Séneca tiene las facciones – de esto no estoy muy seguro- o del alcalde de aquel tiempo que llenó Córdoba de monumentos, o las de aquel ministro del dictador que dijo: el latín sirve para llamar a los oriundos de Cabra, egabrenses.

El Otro monumento, es una magnífica obra de Eduardo Barrón. El original es de escayola parcialmente policromada y fue cedida al Ayuntamiento de Córdoba por el Museo del Prado. Hasta que la reclamó el Prado su ubicación fue el vestíbulo del Ayuntamiento, nada favorable para la conservación y cuidados, los trabajos de restauración han durado dos años, actualmente la Obra se encuentra en el Museo de Zamora

Revista de Arte Logopress


Se tuvo el acierto de vaciar en bronce la Obra tras el reclamo del Prado. El desacierto es la ubicación actual, perdida en los Llanos del Pretorio, rodeada y acosada por el tráfico, delante de un paso de peatones escasamente transitado, y a la sombra de una bandera que no sé qué pinta allí


Séneca instruye a Nerón ante la diosa Minerva 
Un Nerón poco atento, perdido en sus pensamientos