Senegal

Por Juan José Tarrés Sanjurjo @africaencolores

Como hace tiempo que África en colores no volvía a sus orígenes, aquí nos tenéis en Senegal en visita de apertura de oficina y misión de Acción contra el hambre. Hemos llegado mi colega Helena y yo esperando hoy lunes a Montse para ir a Matam en la parte nord este del país.
No, no es Barcelona, así son los taxis en Dakar. No apto para cooperantes con morriña
Poco turismo en Dakar, en tiempos de elecciones no conviene darse un garbeo por las zonas mas concurridas, nos hemos quedado cerca del hotel, paseíto corto. Dakar parece una combinación de la tranquila Niamey (aceras y avenidas amplias) y la vida bulliciosa de Bamako. Sin ir a buscar el jaleo, la comitiva presidencial pasó ayer por debajo de la terraza de nuestro albergue.
Me quedé con ganas de echar una foto pero no era el caso que me confundiesen con un franco tirador, así que me conformé con pasar al presidente Wade, en un pick up abierto saludando a la gente mientras un centenar de senegaleses le acompañaban cantando y saltando. Toda una fiesta ambulante
A pesar de tal jolgorio, los últimos sondeos ya le daban como perdedor en las elecciones y todo parece confirmar, sin escrutinio finalizado, que las ha perdido. ¿Justicia divina? Hace unas semanas el hombre se presentó por tercera vez a la presidencia. Nada que objetar si no fuese que la constitución no le permite un tercer mandato. Hubo revueltas y disturbios en la primera vuelta pero esta vez parece que acepta democráticamente el resultado y ya ha llamado a su oponenente para felicitarle por la victoria. Mejor, ya está el ambiente revuelto en la vecina Mali (golpe de estado la semana pasada, refugiados, revueltas Tuareg que pudisteis leer hace dos post) como para tener otra democracia débil en la costa atlántica africana.
Dakar me parece gigantesca, muy populosa y llena de vida. Ha habido poco tiempo para descubrirla pero todo se andará.